El estrés no siempre es malo para nosotros, pero cuando se vuelve parte de nuestra vida y nos acostumbramos a sus síntomas, a largo plazo se convierte en un padecimiento crónico que impacta seriamente en nuestra salud.
Las pequeñas dosis de estrés nos ayudan a reaccionar ante una situación de peligro. Pero si es tan frecuente que ya no distingues sus síntomas, puede ser fatal para tu salud.
Desaparece a corto plazo y no afecta tu calidad de vida. Todos hemos experimentado este tipo de estrés cuando hablamos en público o en una entrevista de trabajo.
Puede permanecer durante semanas, meses e incluso años y si te acostumbras a los síntomas, en cualquier momento tu salud tendrá que pagar la factura.
Con este tipo de estrés nuestras defensas se debilitan y aumenta la producción de sustancias como la adrenalina, dopamina, noradrenalina y el cortisol.
Por una parte, la adrenalina y noradrenalina dilatan los vasos sanguíneos de los órganos vitales para “preparar” al cuerpo ante cualquier situación de riesgo, pero, por otro lado, el cortisol aumenta la glucemia y por lo tanto transforma la grasa en energía.
Cuando estas sustancias aumentan, se pueden presentar problemas cardíacos y desarrollar los siguientes padecimientos:
Estas son las señales de que el estrés está llevando al límite a tu organismo.
Afecta principalmente a la mandíbula, el entrecejo, el cuello y la espalda.
Puede presentarse aunque no realices actividades que requieran mucho gasto de energía. Si te despiertas y sientes tu cuerpo agotado, puede ser el estrés.
Si al bañarte, cepillarte o pasarte las manos por tu cabello se te caen los mechones, es probable que tus niveles de estrés estén muy arriba.
Es una condición frecuente, pero no muchas personas lo saben. El estrés influye directamente en el sistema gastrointestinal.
Puede manifestarse a través de olvidar algo sencillo, como donde pusiste las llaves o hacer una compra, y puede llegar a no recordar el nombre de una persona.
El cortisol reduce la actividad del hipocampo del cerebro.
Una enfermedad de la piel que provoca enrojecimiento, descamación dolor e hinchazón en cualquier parte del cuerpo en donde aparece. No se sabe el origen de esta enfermedad, pero el estrés nervioso puede desencadenarla.
El alto nivel de cortisol, provocado por el estrés, mantiene tu cuerpo en estado de alerta y por eso cuesta trabajo conciliar el sueño.
Generas menos dopamina por el estrés, al existir un déficit de esta hormona cualquier situación puede hacer que pierdas el control.
Puede ser que tu dieta sea desequilibrada por el estrés.
Si cuando te estresas aparece sarpullido en la piel, es un indicador de que tu cuerpo ya no puede con el estrés y debes hacer algo para controlarlo.
Es provocada por el Malassezia globosa, un microbio presente en tu cuero cabelludo, que el estrés en altas cantidades hace aparecer con estos síntomas.
Es una infección viral que ocasiona sarpullido doloroso. A largo plazo causa dolor en los nervios de la zona afectada. Puede haber erupciones acompañadas de peuqeñas ampollas que permanecen en el cuerpo de dos semanas a un mes.
Recuerda que si no lo controlas, a largo plazo podrías desarrollar enfermedades que puedan perjudicar seriamente tu salud.
Fuente: Salud 180
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