Salud

¿Asma provocado por el ejercicio? ¿Qué tan malo es para ti?

Los investigadores suponen que se debe a la pérdida de líquidos o cambios energéticos y de temperatura.

Si solo el ejercicio es el disparador del asma, la enfermedad pasará inadvertida. La falta de aliento y el jadeo pueden ser el único síntoma, por lo que es fácil confundirlos con una mala condición.

Al hacer ejercicio, suspende la actividad en caso de que te quedes sin aire, que disminuya tu resistencia o que sientas dolor en el pecho, náusea y garganta irritada. En general, el ataque dura poco, pero puede ser tan aterrador como cualquier otra complicación respiratoria.

La única forma segura de establecer si tus síntomas se relacionan con asma es una prueba médica de esfuerzo en la que se mide la función pulmonar antes y después de una rutina de 10 minutos de ejercicio.

Estrategias preventivas

Los medicamentos son lo más importante para el control de los síntomas, pero hay algunos pasos adicionales que pueden ayudarte.

  • Mejora tu condición física Cuanto más fuertes sean tus pulmones, serán menos sensibles al aire fresco y seco.
  • Calienta 10 minutos Un paso ineludible si quieres evitar, además, lesiones en los músculos.
  • No te ejercites en exteriores si hace frío Cúbrete la boca y la nariz con una bufanda o pasamontañas para calentar el aire.
  • No hagas ejercicio con altas concentraciones de contaminación No corras en la lateral de una carretera ni andes en bicicleta los días en que sube el nivel de ozono.
  • Espera dos horas después de comer antes de hacer ejercicio Esto reduce el riesgo de reflujo gástrico, que podría ocasionar que aspires trozos de alimento en caso de un ataque.
  • Trata de respirar por la nariz Así el aire no pasa frío a tus pulmones.
  • Considera cambiar de actividad La Academia Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología recomienda deportes con periodos intermitentes de actividad (natación o beisbol en vez de tenis o futbol).

Medicamentos

La mayoría de los medicamentos para el asma controlan también la inducida por ejercicio. Lo que necesitas y la dosis dependen de si el ejercicio es el único disparador, con qué frecuencia te ejercitas, qué tipo de ejercicio haces y cuál es tu capacidad física.

Entre los medicamentos preventivos están los estabilizadores de mastocitos, como el cromoglicato de sodio y el nedocromilo.

Saulo Sanchez

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