Astrónomos descubrieron, mediante el uso del Telescopio Espacial James Webb, un disco de formación planetaria con una abundancia de dióxido de carbono, algo que resulta inesperado. Y es que esto desafía las suposiciones tradicionales sobre la química de los lugares de nacimiento de los planetas. Esto es parte de un estudio que fue publicado en Astronomy & Astrophysics.
El disco, rico en dióxido de carbono, corresponde a la estrella joven XUE 10, que se encontró en la región de formación estelar masiva NGC 6357, que se ubica a aproximadamente 1.7 kiloparsecs (unos 53 billones de kilómetros) de distancia. El descubrimiento se hizo por la colaboración de eXteme Ultraviolet Environments (XUE), que se centra en el impacto de los campos de radiación intensos en la química del disco.
Jenny Frediani, estudiante de doctorado del Departamento de Astronomía de la Universidad de Estocolmo, autor principal del estudio, afirmó en un comunicado que, a diferencia de la mayoría de los discos de formación planetaria cercanos, en los que el vapor de agua predomina en las regiones internas, el disco descubierto es sorprendentemente rico en dióxido de carbono y, de hecho, el agua es tan escasa en el sistema que apenas se detecta, algo que contrasta con lo que se observa habitualmente.
Referir que una estrella recién formada se encuentra inicialmente profundamente incrustada en la nube de gas de la que se formó y crea un disco a su alrededor donde, a su vez, existe la posibilidad de que se formen planetas.
En los modelos convencionales de formación planetaria, los guijarros ricos en hielo de agua se desplazan desde el frío disco exterior hacia las regiones interiores más cálidas, donde el aumento de las temperaturas provoca la sublimación del hielo.
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Este proceso suele generar fuertes señales de vapor de agua, señala Europa Press, en las zonas internas del disco. Pero en este caso el espectro del JWST/MIRI muestra una señal de dióxido de carbono sorprendentemente intensa.
Fredani abunda que lo que han encontrado desafía los modelos actuales de química y evolución del disco, debido a que los altos niveles de dióxido de carbono en relación con el agua no pueden explicarse fácilmente mediante los procesos estándar de evolución del disco.
A este respecto, Arjan Bij, investigador del Departamento de Astronomía de la universidad sueca, añadió que una abundancia tan alta del gas en la zona planetaria es inesperada, indicando la posibilidad de que la intensa radiación ultravioleta de la estrella anfitriona o estrellas masivas vecinas, esté trastornando la química del disco.
Los investigadores también detectaron variantes isotópicas raras del CO2 enriquecidas en carbono-13 o en los isótopos de oxígeno 170 y 180, claramente visibles en los datos del James Webb. Los isotopólogos podrían ofrecer pistas vitales para resolver antiguas interrogantes sobre las inusuales huellas isotópicas presentes en meteoritos y cometas, reliquias de la formación de nuestro sistema solar.