Los casos de hígado graso aumentan por la obesidad
En cierto modo el hígado graso es una señal de que un cambio de hábitos podría ayudarte a prevenir problemas más adelante.
Hasta hace unas décadas este trastorno afectaba principalmente a los bebedores, pero hoy día los casos asociados con la obesidad y la diabetes superan en número a los vinculados con el alcohol.
Ya no podemos atribuirlo al alcoholismo. Hasta un tercio de la población de los países desarrollados padece acumulación de grasa en el hígado sin saberlo.
Un caso sin complicaciones de hígado graso no alcohólico (HGNA) es relativamente inofensivo. Si hay síntomas, pueden ser sobre todo fatiga o malestar estomacal. Sin embargo, de 5 a 20 por ciento de los casos de HGNA degeneran en una inflamación del hígado llamada esteatohepatitis no alcohólica (EHNA).
Esta conlleva un mayor riesgo de contraer cirrosis (grave invasión del hígado por tejido cicatricial), cáncer de hígado y otros padecimientos que pueden ser letales. Cuando el hígado graso produce esta serie de daños, “la progresión hacia la fase terminal de la enfermedad suele llevar unos 10 años” dice Andreas Geier, director de hepatología en el Hospital Universitario de Wurzburgo, en Alemania.
Supón que tu médico te diagnostica HGNA a partir de un análisis de sangre, una tomografía o una biopsia de hígado. ¿Qué sigue? No existen medicinas confiables para este mal, aunque eliminar cualquier sobrepeso puede ayudar a frenar o detener su avance.
Procede con calma: reducir más de entre medio kilo y un kilo por semana puede agravar un hígado graso, revela una guía para enfermos de HGNA publicada en American Family Physician. Si has tratado de bajar de peso sin lograrlo, acude a un médico o un nutriólogo.
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Aunque el alcohol no es la causa del HGNA, sí impone presiones adicionales al hígado y es mejor que los afectados lo eviten. Si volverte abstemio no es una posibilidad realista, reduce tu ingestión de alcohol al mínimo.
Para vigilar la función hepática, Geier recomienda acudir al médico aproximadamente cada dos años (a menos que padezcas EHNA, caso en el cual deberás hacerlo cada seis meses). Por suerte, las probabilidades de controlar el HGNA están a tu favor, sobre todo si mantienes un peso saludable.
¿Tenías conocimiento sobre las complicaciones que implica el hígado graso?