Nuestro estilo de vida actual exige mucho más para ser exitoso: demasiadas cosas que comprar, cuerpos esculturales, escuelas de alto rendimiento y extracurriculares de especialidad o recreo, para nosotros y nuestros hijos, cuidarse sanamente, ir al gym, estar al pendiente de la familia, aprender alta tecnología… ¡Qué desgaste!
Hoy día “tener” es más importante que “ser” porque lo primero es sinónimo de éxito.
Muchos harán lo posible por encajar de alguna manera, porque “tener” te incluye, da poder, posición y te hace sentir importante.
Desgraciadamente, en esta frenética carrera muchos dejan de “ser” lo que realmente son: lo que piensan, les gusta o apasiona; confunden con éxito y felicidad lo que los hace disfrutar, haciendo que su sentido de valía siempre esté subordinada a esos parámetros, y cuando por alguna razón se sienten en desventaja socioeconómica y cultural, también su autovalor se distorsiona, el autoestima baja y su autoconcepto se debilita.
El sentido de valía y felicidad de todas las personas aumenta cuando se sienten “valiosas por lo que son y por lo que hacen”; tener expectativas apropiadas de lo que sí puede hacer y lo que sí puede lograr, incrementa el orgullo por sí mismas, así como su entusiasmo y capacidades, dando como resultado un buen sentido de “autovalor”.
Nuestra persona está compuesta de varios aspectos que le dan identidad, como pensamientos, sentimientos, capacidades, competencias, relaciones, nombre, cultura, raza, tipo de fe, imagen física, apariencia, estilo de crianza y experiencias presentes y pasadas. Ese valor puede variar según la época y circunstancias de nuestra vida.
Existen tres contextos básicos que influyen fuertemente en el autovalor:
¿Cómo pasa esto? Por ejemplo, si crecí en una familia donde mis esfuerzos, habilidades y opiniones eran tomadas en cuenta, es más probable que haya desarrollado un autovalor sólido y fuerte; por el contrario, si crecí en una familia donde la mayoría del tiempo era criticado, humillado e ignorado, el resultado más probable es que el autovalor sea pobre con tendencia a la autocrítica severa y excesiva.
El ser humano, a diferencia de otras especies, es capaz de reconocerse a sí mismo, atribuirse una identidad y valorarse, es decir, sabe quién es.
La autoestima se refiere a la manera como cada persona se evalúa a sí misma. Esta se relaciona con la confianza y seguridad que tienen las personas en ellas mismas, esto a su vez se asocia con el éxito que tienen en las actividades que realizan. La autoestima es la manera en cómo nos sentimos sobre nosotros mismos, y de acuerdo a cómo nos sentimos es que actuamos. Si tenemos una auto-estima alta, somos más propensos a tratar a los demás de la misma forma: bien. Cuando nos sentimos mal sobre nosotros mismos (baja auto-estima), tendemos a tratar a los demás de la misma forma: mal. El procurar mantener una alta auto-estima nos ayudará a ser mejores y más cariñosos con los demás: nuestros hijos, amigos, parejas y colegas.
El auto-concepto, por su parte, es lo que pensamos de nosotros mismos. Junto con los sentimientos, los pensamientos guían nuestra conducta. Utilizamos el conocimiento sobre nosotros mismos para tomar decisiones, solucionar problemas, e identificar lo bueno de lo malo. Si no tenemos una buena opinión sobre nosotros mismos, las decisiones que tomemos reflejarán nuestro bajo auto-concepto. Cuando nos sentimos perdedores actuaremos como tales y la gente nos tratará de la misma forma.
Por el contrario, si tenemos un elevado auto-concepto, es decir tenemos una buena opinión sobre nosotros mismos, las opciones y decisiones que tomemos reflejarán a los demás que nos sentimos unos ganadores. Un ganador es quien percibe buenas cosas sobre sí mismo y actúa de acuerdo a tal percepción. Cuando nos sentimos ganadores, la gente nos trata así, y nosotros a la vez tratamos a la gente como si ellos lo fuesen también.
Un auto-concepto positivo (lo que pensamos de nosotros mismos) aunado a una auto-estima saludable (cómo nos sentimos sobre nosotros mismos), son los principales responsables de la forma en que nos comportamos para tener un fuerte sentido de autovalor.
FUENTES: Bavolek j. Stephen.- Buscando las Familias del Mundo.- Nurturig Program – Crianza Con Cariño.- USA.2006. Matence E. Ma. Teresa.- Crianza Con Cariño y Buen Trato en las Familias.- Manual para Padres.- 2012
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