Beneficios poco conocidos del ejercicio
El ejercicio puede reducir la tensión y acelerar el paso de la comida a través de tu sistema digestivo. Disminuye hasta en 40 por ciento el estreñimiento.
El ejercicio hace que el cerebro produzca endorfinas, las cuales mejoran el estado de ánimo y estimulan la liberación de hormonas sexuales. El ejercicio también incrementa el flujo sanguíneo a tus genitales, lo que aumenta el placer de la relación sexual tanto en hombres como en mujeres.
Aunque tengas hipertensión o prehipertensión, el ejercicio puede ayudar a reducir tu presión sanguínea a niveles más seguros: como cambia la rigidez de tus vasos sanguíneos, la sangre fluye con más facilidad.
Las señales que alertan sobre la depresión suelen pasar desapercibidas, pero hay opciones naturales para tratarlas.
Un estudio dividió a hombres y mujeres con depresión en tres grupos. Uno siguió un programa de ejercicio aeróbico, otro tomó un antidepresivo, y el último combinó ambos. Cuatro meses después, todos los participantes mostraron las mismas mejoras en su depresión, lo cual sugiere que el ejercicio podría ser un sustituto aceptable para los antidepresivos.
Un estudio complementario mostró que quienes continuaron ejercitándose con regularidad, sin importar el tratamiento que siguieron, tenían menos posibilidades de recaer.
Un estilo de vida sedentario aumenta tu riesgo de padecer osteoporosis. Mientras te ejercitas, el impacto de tus pies al golpear el suelo estimula a las células óseas de tus piernas, caderas y columna a formar hueso nuevo, previniendo el adelgazamiento que puede traducirse en osteoporosis.
Actividades de alto impacto como bailar, saltar la cuerda o jugar tenis ayudan todavía más a estimular el crecimiento del hueso y a mantener su densidad (primero verifica con tu doctor si tus huesos ya están adelgazando, si tienes problemas en las articulaciones o si eres propenso a caerte).
El entrenamiento de fuerza también es importante: estimula el crecimiento de los huesos cuando los músculos y ligamentos “tiran” de ellos al levantar pesar, usar bandas o máquinas de resistencia o hacer ejercicios (como las abdominales) que dependen del peso para construir músculo.
Tu mejor opción es combinar ejercicio de alto impacto con entrenamiento de fuerza; en un estudio, esta estrategia preservó la densidad mineral en huesos de mujeres que acababan de llegar a la menopausia, una época en la cual se acelera la pérdida de la densidad ósea.
Te recomendamos: 10 apps populares para ejercitarse
Se ha demostrado que una rutina constante de ejercicio a intensidad media detiene los resfriados. Por ejemplo, y según los estudios, caminar a paso veloz durante 40 minutos 4 veces a la semana puede disminuir de 25 a 50 por ciento la cantidad de resfriados que sufres, y reducir a la mitad la duración de aquellos que sí padeces.
El ejercicio moderado eleva el número y la actividad de importantes células del sistema inmunológico.
Una sesión de ejercicio puede dejarte exhausto, pero a largo plazo es muy probable que te sientas mejor.
Investigadores británicos pidieron a un grupo de pacientes con síndrome de fatiga crónica que caminaran o realizaran cualquier ejercicio aeróbico al menos cinco veces a la semana, llevando su actividad diaria a un máximo de 30 minutos.
Después de tres meses, estos pacientes reportaron que sus síntomas habían mejorado hasta el doble en comparación con quienes tomaron clases de flexibilidad o relajación.
Un año después, tres cuartas partes de los participantes habían logrado regresar a sus actividades diarias, y algunos hasta habían vuelto a sus trabajos.
El ejercicio constante (una caminata de 30 minutos, cuatro veces a la semana) puede reducir hasta 25 por ciento tu riesgo de sufrir cáncer de colon. También disminuye el riesgo de presentar pólipos en el colon, que pueden derivar en cáncer de colon.
La actividad física se asocia con un riesgo menor de sufrir cáncer de mama, y puede ser todavía más efectivo en las mujeres postmenopáusicas. Aquí tienes más evidencia: un análisis de 33 estudios detectó que altos niveles de actividad física reducen el riesgo de sufrir cáncer de endometrio (el recubrimiento del útero) en 20 por ciento. Y ni siquiera son todos los tipos de cáncer que el ejercicio puede ayudar a prevenir.
Además de elegir los alimentos correctos (piensa en la Dieta Mediterránea), la actividad física es una opción comprobada para bajar los niveles de azúcar en sangre. El ejercicio aumenta la sensibilidad a la insulina, de modo que tus células aprovechan mejor la que se encuentra disponible.
Permanecer sensible a la insulina puede ayudar a retrasar tu necesidad de medicamento o permitirte usar dosis más pequeñas. Perder peso también contribuye a mantener tu diabetes bajo control.
En una investigación, personas con diabetes tipo 2 que perdieron una cantidad importante de peso (un promedio de 12 kilos) en el transcurso de un año y medio después de sus diagnósticos duplicaron sus posibilidades de controlar sus niveles de glucosa en sangre.
Un mínimo de 10 minutos de ejercicio aeróbico (andar en bicicleta, caminar con rapidez, correr) puede aliviar considerablemente el dolor crónico al liberar endorfinas. De acuerdo con un nuevo estudio realizado en Sídney, Australia, también puede aumentar la tolerancia al dolor.
Las investigaciones muestran que el ejercicio contribuye a la recuperación de adicciones, tanto en el corto como en el largo plazo. Breves lapsos de ejercicio pueden distraer a los adictos del ansia de recurrir a sustancias dañinas.
Un estudio mostró que realizar actividad física regular como parte de un tratamiento de 12 semanas incrementaba los días de abstinencia y reducía el número de bebidas que necesitaban los pacientes dependientes al alcohol.
Además, disminuir el consumo de alcohol puede mejorar tu rutina de ejercicio, creando un ciclo de hábitos saludables.
Jugar con tus hijos o con tus nietos puede mejorar algunos síntomas de la enfermedad de Parkinson. En un experimento, 20 personas jugaron tenis, boliche y box en una consola de videojuegos una hora diaria, tres días a la semana durante un mes.
Al final del estudio, los participantes se movían con más facilidad, mejoraron sus capacidades motrices finas y tenían más energía. También se eliminaron los síntomas de depresión. El beneficio podría deberse al aumento en la liberación de la dopamina durante el ejercicio. L
a dopamina es el químico que falta en los cerebros de las personas que tienen enfermedad de Parkinson.
Elevar tu frecuencia cardiaca ayuda a combatir las enfermedades cerebrovasculares. Tan solo 30 minutos diarios de ejercicio lo bastante intenso para que tu corazón lata con más fuerza reduce en 20 por ciento tu riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
Si aumentas la intensidad de tu ejercicio, el riesgo se reducirá otro 7 por ciento. Consulta con tu médico sobre cuál es la cantidad e intensidad de ejercicio recomendable para ti.
Te recomendamos: Beneficios de hacer ejercicio en grupo
De acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, pocos cambios en tu estilo de vida tienen un impacto tan benéfico como realizar actividad física.
Si te ejercitas durante una hora al día, tienes un riesgo 40 por ciento menor de morir joven en comparación con las personas que solo se ejercitan 30 minutos por semana. Combínalo con una alimentación antiedad y podrás disfrutar una larga vida.
¿Con qué regularidad haces ejercicio? ¿Sientes que ayuda en lo mencionado anteriormente?