Cuando Tina Theobald tenía 42 años le sobrevino un calambre persistente en una pantorrilla. Como había empezado a correr hacía poco, no le dio importancia; se puso hielo, hizo un corto viaje a México y volvió con la pierna inflamada. Luego, en una consulta agendada por un esguince en un dedo pulgar, el médico le descubrió una trombosis grande en la pierna y la hospitalizó de inmediato. Dos días después Tina tenía dificultad para respirar, y un dolor de pecho tan intenso que sólo la morfina se lo calmaba.
Una porción desprendida del trombo le estaba obstruyendo el riego sanguíneo en parte de un pulmón, padecimiento grave llamado embolia pulmonar.
Tina creía que los trombos eran cosa de gente mayor, y sin duda en este grupo son mucho más comunes, pero supo por experiencia que los jóvenes y las personas de mediana edad también están expuestos.
Hay varios factores de riesgo, incluidos ciertos medicamentos, el embarazo, una inmovilidad que estanque la sangre (por ejemplo, pasar muchas horas sentado en un avión), operaciones o traumatismos (como accidentes de tránsito) que lesionen las venas, y enfermedades que aumenten la coagulación (como el cáncer y los trastornos autoinmunes).
Según cálculos conservadores, cada año hay en Estados Unidos 600,000 casos de trombosis venosa profunda (TVP), sobre todo en las piernas, donde puede ocasionar dolor e inflamación.
Más de uno de cada cuatro adultos que sufren TVP o embolia pulmonar por vez primera es menor de 50 años, indica un estudio realizado con adultos de Minnesota. A un tercio de los casos de TVP los sigue una embolia pulmonar, que causa hasta 100,000 muertes al año, revelan los Centros para el Control de Enfermedades de ese país.
Un informe australiano publicado en 2013 señala que las muertes por embolia pulmonar van en aumento en las mujeres de entre 25 y 44 años.
“Los síntomas pueden ser vagos, como dolor o falta de aliento. A un médico poco suspicaz se le pueden escapar muchos casos”, dice el doctor Bengt Zöller, profesor de medicina interna en la Universidad de Lund, en Suecia.
Un estudio danés de 2010 reveló que la mayoría de los adultos jóvenes víctimas de embolia pulmonar letal dijeron sus síntomas a sus médicos días o semanas antes de morir, pero fueron malinterpretados.
“Como la TVP y la embolia pulmonar pueden ser difíciles de identificar, hay que insistir en la prevención”, comenta el doctor Nigel Key, profesor de medicina en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. Las medidas siguientes pueden ayudarte a evitar una trombosis grave:
Pocos meses antes de sufrir la TVP, a Tina Theobald le habían prescrito la píldora para normalizar la menstruación. Todos los fármacos a base de estrógenos (así como el anillo vaginal NuvaRing y los nuevos anticonceptivos de drospirenona) pueden elevar el riesgo de trombosis (el embarazo también, aunque el riesgo se normaliza unas 12 semanas después del parto).
Si a tu médico le preocupa tu riesgo de trombosis, quizá te recete un anticonceptivo no hormonal, como un método de barrera o un DIU de cobre.
El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos ha instado a los médicos a evaluar la conveniencia de recetar parches en vez de píldoras a las mujeres posmenopáusicas en terapia de restitución hormonal. Tomar la píldora aumenta el riesgo de TVP hasta cinco veces comparado con no tomar hormonas, pero parece que administrarlas a través de la piel no eleva el riesgo de trombosis.
En junio de 2014 la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos anunció que los productos de testosterona deben advertir que elevan el riesgo de TVP. La prednisona y otros esteroides, sobre todo en dosis altas, también lo aumentan, tanto en hombres como en mujeres.
Cuantos más familiares cercanos hayan sufrido trombosis, tanto mayor es tu riesgo de contraer TVP, revela un estudio sueco. Tener dos o más hermanos que han padecido TVP aumenta 50 veces tu riesgo en relación con quien no tiene ninguno.
“Si tu predisposición familiar es mucha, quizá el médico no te prescriba hormonas, o te administre anticoagulantes más tiempo luego de una operación”, dice Zöller.
La obesidad puede aumentar a más del doble el riesgo de TVP, sobre todo en mujeres de más de 1.67 metros y hombres de más de 1.83 metros de estatura.
“En las personas altas la sangre tiene que subir más, lo que puede reducir el flujo en las piernas y elevar el riesgo de trombosis”, advierte la doctora Sigrid Braekkan, investigadora de la Universidad de Tromsø, en Noruega. Tina Theobald, que mide 1.70 metros, pesaba 86 kilos cuando sufrió la trombosis.
Caminar o subir y bajar los talones estando sentado activa los músculos de las pantorrillas, contrae las venas e impulsa la sangre hacia arriba, lo que ayuda a prevenir la TVP. La inmovilidad es el peligro de los vuelos largos.
El Colegio Estadounidense de Médicos de Tórax aconseja levantarse y subir y bajar los talones, o girar los pies quedándose sentado, más o menos cada hora.
Si corres mucho riesgo, pregunta a tu médico si te conviene usar medias o calcetines compresivos o tomar antiagregantes plaquetarios para hacer viajes de más de cuatro horas en avión o en auto.
En un estudio sueco de gran escala realizado en 2014, quienes tomaban cápsulas de aceite de pescado y comían pescado tres o más veces a la semana corrían un riesgo 48 por ciento menor de padecer TVP que quienes lo comían menos a menudo y no tomaban ese complemento.
Sesenta por ciento de las TVP afectan a personas recién hospitalizadas por operación (la anestesia general dilata las venas y propicia que la sangre se estanque y coagule), traumatismo (toda lesión de las venas puede obstruir la circulación y aumentar el riesgo) o enfermedad (con el consiguiente reposo en cama).
Informa a los médicos qué fármacos tomas, y tus riesgos e historial familiar de TVP. Deben animarte a que camines, y quizá necesites anticoagulantes o medias o calcetines compresivos.
En junio de 2014 el Centro Médico de Boston reveló que había reducido 84 por ciento las TVP postoperatorias (a partir de un nivel alarmante reconocido) dando a los pacientes un tratamiento preventivo individualizado y haciéndolos caminar poco después de las operaciones.
Sigue las indicaciones de los médicos antes y después de que te den de alta. No tomar los fármacos preventivos causa muchas trombosis.
Tina Theobald toma sin falta los anticoagulantes porque sabe que la TVP puede volver, y más grave que la primera vez.
A los cinco meses de su hospitalización de 13 días, los médicos le suspendieron el anticoagulante warfarina, pero meses después sufrió otra trombosis que le hinchó un muslo casi hasta el grueso de su cintura. Una nueva hospitalización de 10 días le supuso más sufrimientos, como la inyección de anticoagulantes en la pierna afectada.
Ahora deberá tomar warfarina (u otro medicamento de uso más sencillo que llegue a surgir) de por vida. Usa medias compresivas cuando está sentada frente a su escritorio en una empresa informática de Melbourne, Florida. En su tiempo libre se mueve: está orgullosa de haber competido ya en su quinto triatlón.
Una trombosis es una urgencia médica debido al riesgo de que cause una embolia pulmonar. Si sufres cualquiera de los siguientes síntomas, busca atención médica sin tardanza, sobre todo si estás en mayor riesgo a causa de una inmovilidad, embarazo, operación o cáncer reciente.
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