Categorías: Humor

Entre niños: Soy nocturno, no necesito acostarme

Buena estrategia

Pregunta: ¿Qué haces para organizar una fiesta espacial?

Respuesta: Orbitas alrededor de tus papás hasta que te den permiso.

Cuando vivíamos en el extranjero, mi familia y yo oíamos hablar diversos idiomas todos los días. Una vez, mientras trataba desesperadamente de entender lo que me estaba diciendo mi hijo menor, de año y medio, su hermana Caila, de tres años, solucionó el problema:

—Ya sé, mamá. Lo que pasa es que el bebé ¡no habla nuestro idioma!

Catriona Coats, Canadá

Una amiga mía cuenta que siempre que viajaba en auto por carretera con sus hijos, la tía Toñita, que solía acompañarlos, entretenía a los niños mostrándoles las vacas que encontraban a lo largo del camino. Para captar la atención de los pequeños, lo hacía aplaudiendo y diciendo con entusiasmo “¡Una vaca, una vaca!”  Cierta vez que la tía no pudo acompañarlos, uno de los niños, al ver una vaca pastando a la orilla de la carretera, comentó:

—Lástima que no pudo venir la tía Toñita. ¡Le gustan tanto las vacas!

María Magdalena Morales, México

Cierta vez un amigo mío llevó a sus dos pequeños hijos al zoológico. Había muchísimas aves y animales endémicos, y los niños estaban fascinados de aprender sobre sus hábitos, gustos y aversiones.

Esa noche, ya en casa, mi amigo les pidió a sus hijos que se prepararan para ir a dormir.

—Yo no iré a la cama, papá —respondió en tono firme el de cuatro años—. Soy nocturno, así que no tengo por qué acostarme.

Charles Gray, Escocia

Hace tiempo mi hijo mayor, que entonces cursaba el segundo grado de secundaria, me mostró sus calificaciones y lo reprendí porque eran muy bajas. Su hermano, de tres años y medio, que estaba presente, salió en su defensa.

—¡No lo regañes, mamá! —dijo y, abrazando a su hermano, añadió—: ¿No ves que de por sí es muy tonto?      

Beatriz García, México

En una ocasión, mientras ayudaba a mi hijo de cuatro años a ducharse, comentó que ya estaba creciendo y que pronto dejaría de ser un niño. Mientras se enjabonaba el vientre, me dijo:

—Cuando sea grande voy a parecerme mucho a mi papá.

—Así es —respondí sonriendo—, te vas a parecer mucho a él.

Tras quedarse pensativo unos momentos, el pequeño dijo:

—Ni modo, voy a ser panzón.

María Méndez, México

Mi sobrino, de siete años, estaba jugando y dando brincos en casa de su abuela, así que ella le señaló unos adornos y le dijo:

—Ten cuidado, no vayas a romperlos. Son de porcelana china.

—No te preocupes, abuela, no se van a romper —respondió el niño, y muy seguro de sí mismo añadió—: ¡Lo sé porque tengo un montón de juguetes hechos en China!

Andrew Berry, Reino Unido

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