Atrás quedaron los días en que el café apenas era un lujo reservado para unos pocos. Hoy en día su aroma forma parte de la vida cotidiana de los hogares mexicanos. Café en equilibrio significa disfrutarlo de manera responsable, respetando su esencia natural y maximizando sus propiedades, sin necesidad de añadir azúcar u otros elementos que opaquen su verdadera riqueza.
Desde el tradicional y reconfortante café de olla, el cremoso café con leche, hasta los más atrevidos como el café con piquete o las opciones sofisticadas como los irlandeses, el café está presente en todas las mesas, sobre todo mañana y noche.
Para ayudarnos a que beber una taza de café se convierta en un verdadero —y sano— placer, platicamos con Eda Sampieri Tress, fundadora de Tresso, la marca de café más vendida en Amazon, quien desde pequeña ha estado en contacto con esta bebida.
Su familia se ha dedicado al cultivo de café por generaciones en una de las regiones cafetaleras más importantes de México: Huatusco, Veracruz, así que seguro sus consejos te serán de gran utilidad.
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Secretos para disfrutar tu café como un verdadero experto
¡El café siempre sabe mejor cuanto más natural es! Los tipos como el soluble o el descafeinado han pasado por más procesos que una estrella de reality, así que, si tu médico no dice lo contrario, la recomendación de Eda es clara: disfruta un buen café recién molido.
Lo mejor es comprarlo en grano y molerlo al instante. Y no hace falta que tengas molienda, usa la licuadora. Eso sí, solo recuerda, todo con medida. Unas dos o tres tazas al día son suficientes para aprovechar sus beneficios, como los antioxidantes. ¡Tu cuerpo (y tu paladar) te lo agradecerán!
Existen infinidad de maneras de preparar un buen café, pero Eda nos platica de tres.
La prensa francesa
La prensa francesa es uno de los métodos más simples y clásicos. Consiste en un recipiente cilíndrico de vidrio o acero con un filtro de malla metálica en un émbolo. Solo necesitas añadir café molido grueso, verter agua caliente, mezclar y dejar reposar unos 4 minutos. Luego, presionas lentamente el émbolo hacia abajo para separar los granos del líquido. El resultado es un café robusto, con cuerpo y lleno de aceites naturales que otras técnicas suelen filtrar. Perfecto para quienes disfrutan un sabor intenso y fácil de preparar.
El método V60
El método V60 es una forma sencilla y deliciosa de preparar café filtrado. Su nombre viene del diseño del cono (en forma de “V” y con un ángulo de 60 grados), que permite una extracción uniforme. Solo necesitas un filtro de papel, café recién molido, agua caliente y un poco de paciencia. Colocas el filtro en el cono, lo humedeces, agregas el café y viertes el agua en movimientos circulares. El resultado: una taza limpia, aromática y llena de sabor, ideal para quienes disfrutan descubrir las notas más sutiles de su café.
Cold brew
Consiste en mezclar café molido grueso con agua fría o a temperatura ambiente y dejarlo reposar entre 12 y 24 horas. Después, se filtra para separar los granos y obtienes un concentrado de café que puedes disfrutar solo, con hielo o mezclado con leche. Este proceso lento reduce la acidez y resalta sabores dulces y suaves, convirtiéndolo en una opción perfecta para los días calurosos o para quienes buscan un café menos amargo.
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La capital importancia de la temperatura del agua
La mayoría de los mexicanos prepara café con cafeteras de filtro, de goteo o el tradicional café de olla. Sin importar el método, es crucial cuidar la temperatura del agua.
Infinidad de personas dejan que el agua hierva durante minutos y luego la usan así de caliente, pero eso puede arruinar el café. El agua demasiado caliente quema los aceites esenciales del café, haciendo que pierda su sabor y aroma.
No te preocupes, no necesitas un termómetro: basta con apagar la llama justo antes de que el agua hierva. Este simple detalle puede marcar la diferencia entre un café quemado y uno que conserve la riqueza que adquiere desde la cosecha hasta tu taza. Es, sin duda, uno de los secretos más importantes para la preparación de un buen café.
Sin azúcar, por favor
Para preparar una taza de café perfecta es fundamental encontrar el equilibrio ideal entre cantidad y proporción. Generalmente, entre 8 y 10 gramos de café molido por cada 250 mililitros de agua es una medida adecuada para lograr un sabor agradable.
Sin embargo, esta cantidad varía según el gusto personal, permitiendo ajustar la intensidad del café a las preferencias individuales. Un control adecuado de esta proporción no solo mejora la experiencia, sino que también resalta los matices de sabor y aroma del grano seleccionado.
Respecto al uso de leche, Sampieri Tress, quien con su marca ha ganado premios a nivel mundial, considera que un poco está bien, no así el uso de azúcar, pues enmascara los matices naturales del café, lo que impide apreciar su verdadero sabor.
Estudios también han demostrado que beber café sin azúcar puede maximizar sus beneficios potenciales, como la mejora de la función cognitiva y la reducción del riesgo de ciertos trastornos neurológicos. Reducir o evitar el azúcar en el café es un paso sencillo para cuidar la salud y disfrutar del café en su forma más pura.
“Un café de calidad, que ha sido cuidado desde la siembra, la cosecha y el tostado, no necesita azúcar para ser disfrutado. Aunque al principio puede ser un gusto adquirido, con el tiempo, si acostumbras a tu paladar a un buen café, no te resultará excesivamente fuerte”.
Eda explica que el amargor es un atributo natural del café, pero no debe ser el que predomine; un buen café debe estar balanceado en taza, permitiendo que destaquen sus dulzores naturales. Estos dulzores provienen de su origen como fruta y del mucílago que la recubre. Por ejemplo, en el proceso artesanal conocido como honey, el café se seca al sol con su mucílago intacto, lo que realza sus notas dulces. Incluso sin este proceso, un buen café cuenta con matices dulces que, con un paladar educado, se pueden distinguir y disfrutar plenamente.
Acidez, un atributo
La acidez en el café no es un defecto, sino un atributo que aporta brillo y vivacidad a la taza. Eso sí, debe ser sutil y estar bien balanceada para ofrecer una experiencia agradable. El café de altura, como el que cultivamos en Huatusco, Veracruz, es conocido por su acidez característica.
Cuenta que aunque la altura no es el único factor que define la calidad de un café, juega un papel clave en la maduración de la fruta. En zonas altas, donde el clima es más frío, la maduración es más lenta, lo que permite que los sabores de la fruta, incluida su acidez, se intensifiquen.
En Huatusco, a 1,250 metros sobre el nivel del mar, producimos un café de altura cuya acidez equilibramos cuidadosamente durante el tostado para que sea perceptible, pero siempre agradable. Un buen café debe tener acidez, pero esta debe ser limpia y con un retrogusto placentero, logrando así una taza de gran calidad. Sin acidez, el café pierde complejidad y carácter.
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Experiencia sensorial
El café es más que una bebida estimulante; es un arte y una experiencia sensorial que, cuando se prepara correctamente, ofrece beneficios para el cuerpo y el alma. Desde sus propiedades antioxidantes hasta su capacidad para mejorar el enfoque, el café puede ser un gran aliado para la salud si se consume de manera equilibrada.
Lograr una taza perfecta implica cuidar cada detalle, desde la selección de los granos hasta la proporción y el método de preparación. Una taza equilibrada no solo satisface el paladar con sus sabores complejos y matices únicos, sino que también es amable con el estómago, permitiendo disfrutar del café en su máximo esplendor sin incomodidades. Conocer el café y respetar su esencia es clave para disfrutarlo plenamente, taza a taza.