Cálculos renales: Síntomas, tipos y cuándo actuar

Los cálculos renales, popularmente conocidos como piedras en el riñón, son depósitos sólidos de minerales que se forman en estos órganos vitales. Su tamaño puede variar desde una pequeña partícula de arena hasta una guijarro considerable. Es crucial entender que la magnitud del cálculo no siempre se corresponde con la intensidad de los síntomas que podrías experimentar.

De hecho, los cálculos renales a menudo pasan desapercibidos hasta que comienzan su recorrido por el tracto urinario. Es este movimiento el que suele desencadenar el dolor o la presión característicos en la parte baja de la espalda. Este artículo te guiará a través de los síntomas, tipos y factores de riesgo, así como las complicaciones y la importancia de buscar atención médica a tiempo.

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Síntomas: ¿Cómo identificar un cálculo en movimiento?

Mientras que los cálculos renales más pequeños pueden transitar el tracto urinario sin causar molestia alguna, los de mayor tamaño pueden quedar atascados. Este es el punto crítico donde suelen manifestarse los primeros signos. Presta atención a las siguientes señales tempranas:

  • Dolor o presión en la parte baja de la espalda:
    • Un cálculo atascado en el uréter (el conducto que lleva la orina del riñón a la vejiga) puede causar una acumulación de orina en el riñón.
    • Esto se traduce en una intensa sensación de presión y dolor, que puede localizarse en el lado izquierdo o derecho de la espalda, según el riñón afectado.
    • Según la Universidad de Chicago, este dolor suele ser el primer indicio, y puede ir desde una molestia sutil que se desarrolla lentamente hasta un dolor agudo y punzante que aparece de repente y no se alivia con el reposo.
    • Frecuentemente, este dolor se acompaña de náuseas o vómitos.
  • Síntomas similares a una Infección del Tracto Urinario (ITU):
    • Micción más frecuente o urgencia de orinar.
    • Dolor o ardor al orinar.
    • Orina descolorida (turbia) o con mal olor.
    • Presencia de sangre en la orina.
    • Fiebre.
    • Si experimentas cualquiera de estos síntomas, es vital consultar a un médico. Un cálculo renal junto con una infección es una emergencia médica que requiere atención inmediata.
  • Problemas gastrointestinales:
    • Náuseas y vómitos persistentes.
    • Malestar estomacal general que no desaparece.
    • Según el American Kidney Fund, estos síntomas gastrointestinales, cuando acompañan a un dolor inexplicable, deben ser evaluados por un profesional de la salud.

Tipos y orígenes de los cálculos renales

Los cálculos renales se forman cuando la orina contiene niveles anormalmente altos de ciertas sustancias químicas. Existen cuatro tipos principales:

  • Cálculos de calcio: Son los más comunes, representando cerca del 80% de todos los casos. Se dividen en oxalato de calcio y fosfato de calcio.
  • Cálculos de estruvita: Constituyen alrededor del 10%. Suelen estar vinculados a infecciones crónicas del tracto urinario (ITU), que alcalinizan la orina y favorecen su crecimiento, a menudo en forma de ramas grandes.
  • Cálculos de ácido úrico: Representan entre el 5% y 10%. Se desarrollan por un exceso de ácido en la orina.
  • Cálculos de cistina: Son los más raros, menos del 1%. Están asociados a una condición hereditaria llamada cistinuria, que impide a los riñones reabsorber cistina de la orina, aumentando el riesgo de su formación.

Factores de riesgo: ¿Quiénes son más propensos?

Cualquier persona puede desarrollar cálculos renales, pero ciertos factores aumentan la probabilidad. Según la American Urological Association (AUA), un factor de riesgo clave es el bajo volumen de orina, generalmente por deshidratación, ya que no hay suficiente líquido para diluir las sales.

Otros factores de riesgo incluyen:

  • Ser hombre.
  • Pertenecer a la etnia caucásica no hispana.
  • Tener antecedentes familiares de cálculos renales.
  • Una dieta alta en proteínas animales.
  • Consumo de ciertos suplementos (como vitamina C o calcio) y medicamentos (diuréticos, antiácidos).

Ciertas condiciones médicas también incrementan el riesgo:

  • Obesidad.
  • Diabetes tipo 2.
  • Enfermedades inflamatorias intestinales (ej., colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn).
  • Gota.
  • Crecimiento anormal de las glándulas paratiroides.
  • Enfermedades renales quísticas o anomalías renales congénitas.

Complicaciones: ¿Qué ocurre si no se tratan?

La mayoría de los cálculos pequeños pueden pasar sin necesidad de tratamiento, causando solo una molestia tolerable. Sin embargo, si un cálculo renal no se expulsa, puede llevar a complicaciones serias:

  • Infecciones recurrentes o severas.
  • Bloqueo o estrechamiento de los uréteres.
  • Acumulación de orina que sobrecarga los riñones.
  • Mayor riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica.

Cuándo buscar atención médica y cómo se diagnostican

Es fundamental contactar a tu médico si experimentas síntomas de una ITU (dolor, fiebre, micción frecuente). El profesional determinará si se trata de una ITU o un cálculo renal.

Busca atención médica de inmediato si el dolor abdominal o de espalda es tan severo que requiere medicación, o si experimentas náuseas o vómitos persistentes junto con el dolor.

Para diagnosticar un cálculo, el médico puede ordenar:

  • Pruebas de imagen: Como una ecografía o tomografía computarizada (TC), para determinar el tamaño y la ubicación del cálculo.
  • Análisis de orina (uroanálisis): Para detectar infección o sangre.
  • Análisis de sangre: Para buscar signos de infección más graves.

Manejo y expulsión de un cálculo renal

Los cálculos renales pequeños a menudo se expulsan solos. El médico podría recomendarte aumentar la ingesta de líquidos para facilitar el proceso. En ocasiones, se puede recetar Tamsulosina, un medicamento que relaja el uréter para permitir el paso del cálculo. El dolor se puede manejar con analgésicos de venta libre o recetados.

Según la AUA, no se debe esperar más de 6 semanas para expulsar un cálculo pequeño. Si el dolor empeora o aparece una infección, busca atención médica antes.

La cirugía se reserva para casos específicos, como cálculos que causan o pueden causar infección, o aquellos que bloquean el flujo de orina desde el riñón. En estas situaciones, se puede colocar un stent ureteral para bypass el cálculo o proceder a su extracción.

Conclusión

Los cálculos renales pueden ser una afección dolorosa y potencialmente grave. No siempre presentan signos tempranos evidentes, pero el dolor lumbar, los síntomas parecidos a una ITU y los problemas gastrointestinales son señales de alerta importantes. Conocer los tipos, los factores de riesgo y las complicaciones puede ayudarte a tomar medidas preventivas y buscar ayuda a tiempo.

Si tienes alguna duda o experimentas estos síntomas, no dudes en consultar a tu médico. Tu salud renal es invaluable.

¿Alguna vez has experimentado alguno de estos síntomas? ¿Qué otras dudas tienes sobre los cálculos renales? ¡Comparte tus experiencias o preguntas en los comentarios!

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