‘Grounding’, ‘earthing’, toma de tierra, puesta de tierra. Esos son algunos de los nombres de una práctica que el ser humano ha realizado desde que está en este mundo: el contacto directo de la piel con la superficie de la tierra.
Aunque es algo natural y extensamente practicado, la conexión a tierra (hierba o arena) se refiere específicamente al contacto con los electrones de la superficie de la Tierra al caminar descalzos, al sentarse sobre ella e, incluso, a trabajar o dormir en interiores conectados a sistemas conductores —algunos patentados— que transfieren la energía terrestre al cuerpo.
¿Pero por qué dedicarle ríos de tinta a una actividad tan natural como caminar descalzos sobre la tierra? Porque resulta que esta terapia gratuita ha sido estudiada por la ciencia y se le han hallado infinidad de beneficios para la salud.
La investigación científica emergente ha revelado un factor ambiental sorprendentemente positivo y pasado por alto en la salud: el contacto físico directo con el vasto suministro de electrones en la superficie terrestre.
Investigadores han sido capaces de medir las diferencias que experimentan las concentraciones de glóbulos blancos, citosinas y otras moléculas involucradas en la respuesta inflamatoria cuando el cuerpo humano y la tierra se conectan.
En el departamento para el estudio de la biología celular de la Universidad de California, Gaetan Chevalier y James L. Oschman llevan años estudiando su efecto en el cuerpo.
Estos científicos explican que el estilo de vida moderno separa a los humanos de tal contacto. Esta desconexión puede ser un contribuyente importante a la disfunción fisiológica y la enfermedad. Se ha descubierto que la reconexión con los electrones de la Tierra promueve cambios fisiológicos intrigantes e informes subjetivos de bienestar.
La conexión cuerpo humano-tierra permite que los electrones libres de la superficie terrestre se diseminen en el interior del organismo. Esa diseminación tendría un efecto antioxidante que incide positivamente en el cuerpo.
“La entrada de electrones libres absorbidos en el cuerpo a través del contacto directo con la Tierra probablemente neutralice las ROS y, por lo tanto, reduzca la inflamación aguda y crónica” explican los especialistas en su investigación
Algunos de sus beneficios son:
El medio ambiente es un recurso global altamente benéfico, pero ignorado para el mantenimiento de la salud, la prevención de enfermedades y la terapia clínica.
Es un hecho establecido, pero poco apreciado, que la superficie de la Tierra posee un suministro ilimitado y continuamente renovado de electrones libres o móviles. La superficie del planeta es eléctricamente conductora (excepto en áreas ultrasecas limitadas como los desiertos) y su potencial negativo se mantiene (es decir, su suministro de electrones se repone) por el circuito eléctrico atmosférico global.
A lo largo de la historia, los humanos caminaron descalzos o con calzado elaborado con pieles de animales, dormían en el suelo o sobre pieles.
A través del contacto directo o de las pieles de animales, humedecidas por la transpiración, utilizadas como calzado o colchonetas para dormir, los abundantes electrones libres de la tierra ingresaron al cuerpo, que es conductor de electricidad. Mediante ese mecanismo cada parte del cuerpo podría equilibrarse con el potencial eléctrico de la Tierra, estabilizando así el entorno eléctrico de todos los órganos, tejidos y células.
Desde la década de los sesenta el ser humano ha usado cada vez más zapatos con suela de goma o plástico aislante, en lugar del cuero tradicional hecho de pieles y por supuesto ya no dormimos en el suelo como los antepasados.
Durante las últimas décadas, las enfermedades crónicas, los trastornos inmunes y las enfermedades inflamatorias han aumentado dramáticamente. Algunos investigadores han citado los factores ambientales como la causa, pero no se ha considerado la posibilidad de una desconexión moderna con la superficie de la Tierra como causa.
A finales del siglo XIX en Alemania hubo un movimiento que pugnaba por el regreso a la naturaleza y exaltaba los beneficios para la salud al estar descalzos al aire libre, incluso en la temporada invernal.
En la década de los 20 un galeno apellidado White investigó la práctica de dormir en tierra después de que algunas personas le informaron que no podían dormir adecuadamente hasta que tenían contacto con el suelo o se conectaban de alguna manera con él. Tal vez sea momento de escucharlos.
Fuente: Investigación ‘Conexión a tierra: implicaciones para la salud de reconectar el cuerpo humano a los electrones de la superficie terrestre’ de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
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