Uno de los misterios aún no resueltos sobre el cáncer mamario es básico: sus causas. Muchos de los factores de riesgo identificados —genes específicos, historial familiar, tejido mamario denso y menopausia tardía, entre otros—...
Uno de los misterios aún no resueltos sobre el cáncer mamario es básico: sus causas.
Muchos de los factores de riesgo identificados —genes específicos, historial familiar, tejido mamario denso y menopausia tardía, entre otros— no se pueden controlar, pero existen algunas medidas preventivas.
No son raros los casos de mujeres que desarrollan esta enfermedad sin tener ni uno solo de los factores de riesgo conocidos.
La primera es beber con moderación. Estudios epidemiológicos realizados en diversas zonas del mundo muestran que cuanto mayor es la cantidad de alcohol que se bebe habitualmente, mayor el aumento del riesgo.
“Esta correlación es clara hoy, pero no es uno de los puntos a los que se preste mucha atención en la prevención del cáncer”, señala Kevin O’Hagan, portavoz de la Asociación Irlandesa contra el Cáncer.
Incluso dos bebidas alcohólicas al día aumentan el riesgo de cáncer de mama, si bien sólo del 7 al 16 por ciento. En contraste, una mutación genética BRCA1, como la que tiene Angelina Jolie, puede aumentar el riesgo hasta en 2,900 por ciento.
Una explicación posible: el alcohol eleva los niveles de estrógenos, lo que favorece algunos tipos de cáncer mamario, y reduce los niveles de nutrientes esenciales, como la vitamina A, que protegen contra el daño celular.
Una mayor exposición a los estrógenos y a la progesterona es otro motivo por el que las mujeres deben pensar dos veces el uso de la terapia de reemplazo hormonal y de pastillas anticonceptivas.
No obstante, el riesgo de cáncer de mama vuelve a un nivel normal a los 10 años de haber dejado esos tratamientos. El ligero aumento en el riesgo de cáncer mamario asociado con ellos se puede compensar por sus beneficios en lo referente a control de la natalidad y alivio de los síntomas de la menopausia.
Aunque se requieren más estudios sobre los efectos protectores del ejercicio contra el cáncer de mama, las investigaciones muestran que incluso 2.5 horas de caminata rápida a la semana podrían reducir el riesgo de contraer la enfermedad en cerca de 18 por ciento, comparado con el sedentarismo.
Conocer los peligros potenciales te permite tomar medidas preventivas, como hacerte mamografías a la edad y con la frecuencia que indique tu médico en caso de presentar varios factores de riesgo.
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