El cáncer de ovario, —el segundo tipo de cáncer ginecológico más frecuente entre las mexicanas— es el cáncer femenino más silencioso y más letal.
Anualmente, según cifras del Programa de Cáncer de Ovario del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), se registran alrededor de cuatro mil casos en el país. Estas cifras se traducen así:
De acuerdo con World Ovarian Cancer Coalition, el cáncer de ovario afecta anualmente a casi un cuarto de millón de mujeres en todo el mundo y es responsable de 140,000 muertes cada año, y sólo el 45 por ciento de las mujeres con este mal es probable que sobrevivan durante cinco años en comparación con el hasta 89 por ciento de las mujeres con cáncer de mama.
Debido a que este tipo de cáncer presenta pocos síntomas en las primeras etapas y el diagnóstico se puede confundir con problemas gastrointestinales e incluso con embarazo (por la rápida distención del estómago), las pacientes llegan en etapas muy avanzadas, lo que contribuye a la existencia de un alto índice de mortalidad.
Más del 75 por ciento de las mujeres llega a los hospitales en etapas III y IV, lo que complica la recuperación y reduce el tiempo de sobrevida.
De hecho, este padecimiento tiene la tasa de supervivencia más baja de todos los cánceres ginecológicos.
El cáncer de ovario se ubica en la pelvis, pero muy tempranamente se disemina en la región abdominal, por eso las pacientes manifiestan dolor y distensión abdominal.
“Por eso toda mujer con una colitis agravada debe ser bien revisada para descartar cáncer de ovario, pues hay mujeres que han pasado hasta un año en consultas con gastroenterólogos porque los síntomas se confunden con enfermedades digestivas” puntualiza Dolores Gallardo, titular del Programa de Cáncer de Ovario del INCan, quien recordó que apenas se visibilizó esta enfermedad, pues hasta antes del 2011 en México solo se hablaba de cáncer de mama y de cérvix.
Una de las principales barreras a la que se enfrentan las pacientes es la falta de información sobre este tipo de cáncer, así que hay que aprender sobre sus síntomas:
La Asociación de Afectados por Cáncer de Ovario también menciona pérdida de apetito, cansancio excesivo, pérdida o aumento de peso sin razón aparente, náuseas y vómitos, así como sangrado vaginal y alteraciones del ciclo menstrual.
Por lo general el padecimiento se confunde con otro tipo de enfermedades dados los síntomas que se presentan. Sin embargo, estos síntomas aparecen de manera más frecuente, es decir, que ocurren por lo menos 12 veces en un lapso de un mes.
De acuerdo con especialistas del movimiento “Juntos Contra el Cáncer”, es necesario acudir al médico 1 vez al año (cada 6 meses en casos de contar con antecedentes familiares y/o factores de riesgo) para realizar un ultrasonido transvaginal y una prueba sanguínea.
La doctora Gallardo recalcó la importancia de que la paciente hable de sus antecedentes familiares de cáncer de mama.
“México tiene un patrón de herencia más fuerte que otros países, no tanto como la raza judía, que tiene tres mutaciones fundadoras, pero los mexicanos tenemos una mutación fundadora, así que mientras otras razas tienen un riesgo del 15 por ciento, nosotros tenemos el 33 por ciento, así que cuando recogemos la historia clínica y le preguntamos al paciente si ha habido casos de cáncer de ovario, deberíamos hacerlo al revés, preguntarles si ha habido cáncer de mama, porque quien tiene antecedente de cáncer de mama en la familia es más proclive a padecer cáncer de ovario”.
Actualmente, en México el cáncer de ovario se encuentra en el fondo de protección de gastos catastróficos del Seguro Popular. Aunque desde el 2012 se cubre el cáncer de ovario germinal y desde el 2016 el epitelial, las pacientes aún se enfrentan a un panorama desolador:
La titular de la Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer, Mayra Galindo, hizo un llamado para que los hospitales se continúen acreditando, sobre todo en estados con alta incidencia de cáncer de mama como Hidalgo, Guanajuato, Oaxaca, Veracruz, Baja California y Nayarit.
“Mientras no haya cobertura nacional para esta enfermedad que acaba con familias enteras social y económicamente tenemos que seguir informando a la población sobre los programas de acceso que existen para disminuir estas cifras”.
Margarita Bernal, directora de la Comisión Nacional de Protección Social en Salud Seguro Popular, recordó que el esquema de atención contempla tratamiento para cada etapa de la enfermedad con base en estándares internacionales.
De los cinco subtipos que existen de cáncer de ovario, dos son los que mayormente atacan a las mexicanas. El más común es el epitelial —representa el 90 por ciento de todos los casos— que se origina en las células que cubren la superficie externa del ovario y afecta a las mujeres entre 45 a 59 años.
El segundo tipo es el germinal, que nace de las células que producen los óvulos y afecta al 10 por ciento de los casos en mujeres jóvenes entre 15 y 25 años.
El grupo de mayor riesgo es el de mujeres entre 41 y 50 años. “Mujeres en edad productiva que son el sostén de sus hogares” dijo Dolores Gallardo, quien conminó a las mujeres a informarse, alzar la voz y, sobre todo, a luchar por el acceso al tratamiento.
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