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Cárgate de H2O

Cómo mantenerte hidratado.

A diferencia de los jóvenes, los adultos mayores necesitan ser mucho más cuidadosos a la hora de ingerir líquidos. Con la edad, la sed —el sistema de alarma de deshidratación del organismo— se vuelve menos eficiente y confiable. Las personas mayores también tienden a tener menos apetito, de manera que reciben menos líquidos de los alimentos. Además, como su función renal disminuye, su cuerpo a menudo ya no retiene los líquidos con tanta eficacia como antes.

La cantidad de líquidos que necesitamos para sentirnos óptimamente varía en función de factores como el clima, los niveles de actividad física y la fisiología. Como guía, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria recomienda a las mujeres ingerir dos litros (ocho tazas) al día, y a los hombres, 2.5 litros (10 tazas). Estos totales incluyen la humedad de los alimentos, que representan alrededor de la quinta parte de la ingesta diaria de una persona, en promedio, y más en el caso de quienes consumen frutas y verduras en abundancia. No olvides que necesitarás más líquidos si te ejercitas, si hace calor o si estás en un lugar cerrado provisto de calefacción, que puede evaporar la humedad de tu piel.

Si no te gusta ingerir una cantidad grande de líquido de una sentada, trata de aumentar la frecuencia con que bebes. Varía tus fuentes de líquido si eso te hace más fácil hidratarte. Además de agua, puedes consumir sopa, leche y jugos. Incluso el café y el té funcionan, a pesar del leve efecto diurético de la cafeína: te aportan más agua de la que eliminas.

Si tu orina es oscura o tiene un olor muy penetrante, es posible que no estés ingiriendo la cantidad necesaria de líquidos; otras señales de la primera etapa de la deshidratación son resequedad de boca, dolor de cabeza, mareo, fatiga e irritabilidad. Si no ingieres líquidos, podrías presentar aceleración del ritmo cardiaco, delirios o pérdida de la conciencia, y tal vez requieras ayuda médica urgente para recibir hidratación intravenosa.

En la vida cotidiana, los episodios de deshidratación leve son comunes; sin embargo, “si la deshidratación leve se vuelve crónica, puede tener efectos adversos, especialmente cálculos en los riñones”, dice Ron Maughan, presidente del Consejo de Asesores Científicos del Instituto Europeo de Hidratación. Si sospechas que la mala hidratación podría estar causándote estragos, el remedio es sencillo: cárgate de H2O.

>”Samantha Rideout / Ingimage
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