Aunque desde mediados de junio puedes encontrarlas, julio es el mes de las cerezas, estas delicias rojas que a diferencia de otras frutas que puedes comprar todo el año, solo están en el mercado 10 semanas, así que ¡no te las pierdas!
El verano ya está aquí y es el momento perfecto para disfrutar al máximo con todos y cada uno de los sentidos; además es la única época del año en la que es posible degustar los diamantes de las frutas: las cerezas.
Julio es el mes declarado como ‘el mes de las cerezas’ dada la abundante cosecha de este año, consecuencia de los climas helados de la temporada. Con esta declaratoria oficial se busca festejar cada año, a partir de 2018, la llegada de esta fruta propia de climas gélidos.
Mientras que en México el plátano se consigue todo el año y el mango durante unos seis meses, las cerezas solo es posible comprarlas frescas desde finales de junio y hasta principios de agosto, explica Juan Carlos Moreira, representante de los agricultores de ‘Cerezas del Noroeste’, una denominación de origen, garantía de identidad y calidad de algunos productos de una zona geográfica determinada.
En México cada año se comen más y más cerezas. El año pasado el consumo aumentó un 72 por ciento, y aunque a nivel nacional se vendieron unas mil toneladas de cerezas —que parece una gran cantidad— en realidad el consumo per cápita aún es bajo entre los mexicanos.
Esta fruta es ideal para incluirla en la dieta diaria, pues brinda grandes beneficios a la salud. Sus pigmentos naturales —que van desde el rojo hasta el negro— funcionan como antioxidantes, los cuales juegan un papel determinante en la prevención de males como el cáncer y el Alzheimer, mientras que sus antocianinas eliminan el ácido úrico y ofrecen una acción analgésica y depurativa.
Las cerezas poseen propiedades diuréticas que ayudan a la eliminación de líquidos, además de que atenúan la sensación de hambre. También aportan melatonina, la hormona del sueño, así que el consumo diario de este fruto rojo normaliza el sueño y el estado de vigilia y su zumo contiene polifenoles que controlan la inflamación y el dolor.
El 80 por ciento de la composición de la cereza es agua, lo que significa un menor aporte energético. El índice glucémico de este fruto es medio, así que puede ser consumido con moderación por las personas que viven con diabetes.
Una ración de cerezas frescas (aproximadamente una taza) aporta:
Sin duda las cerezas son un antojo sano, pero recuerda que el valor nutricional es mejor cuando la fruta es fresca y sin procesar.
Si quieres disfrutar todo el año del sabor explosivo de estas frutas, la opción es congelarlas. Para hacerlo primero enjuágalas con abundante agua fría, después colócalas en una bolsa de plástico o contenedor para congelar; retira el exceso de aire de las bolsas e introdúcelas en el congelador.
Las cerezas estarán disponibles en tienda de autoservicio, tianguis y hasta en las calles, así que no hay pretexto. “Arriba del 60 por ciento de las cerezas frescas de la Ciudad de México y de Guadalajara se venden en la calle” precisa Juan Carlos Moreira.
Para que las cerezas se conserven en excelentes condiciones hay que mantenerlas en climas fríos, así que cuando las adquieras de inmediato refrigéralas, o de lo contrario solo te durarán hasta la mañana siguiente, en cambio en el refrigerador pueden durar firmes y jugosas hasta dos semanas.
¡Inicia esta cadena de bienestar comiendo cerezas o regalando cerezas!
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