Gajes del oficio: Clases de matemáticas
Me quejé con uno de los diáconos de la iglesia de que el piso debajo del púlpito rechinaba constantemente cuando yo predicaba...
Cierta vez, cuando yo daba clases de matemáticas en una escuela secundaria, un alumno se acercó para preguntarme:
—¿Profesor, sabe usted cuál es el número más fácil?
—No. ¿Cuál es?
—Pues el seis, ¡porque se hizo en un dos por tres!
Federico Rojas, México
He oído todo tipo de excusas de mis compañeros de trabajo para faltar un día a la oficina, pero ésta parecía bastante creíble.
—¿Qué sucede? —le pregunté a una empleada que llamó por teléfono
—¿Está usted enferma?
—No —respondió ella—, pero no encuentro un buen par de zapatos qué ponerme.
Joshua Donaldson, Estados Unidos
Los verdaderos culpables
Me quejé con uno de los diáconos de la iglesia de que el piso debajo del púlpito rechinaba constantemente cuando yo predicaba. Él le informó de esto al comité del edificio, y se convocó a una junta.
Mientras todos observaban, les demostré cómo rechinaba el piso. Sin embargo, no fue hasta que les enseñé cómo se extendía el problema por todo el podio que mi esposa dijo en voz alta:
—Querido, ¡son tus zapatos los que rechinan!
Richard L. Ganz, Canadá
Conozco a todas las personas del pequeño pueblo donde vivo, pero una vez, cuando entró un soldado a la tienda de abarrotes donde trabajo, no supe quién era.
—¿Vives aquí? —le pregunté.
—Sí —dijo él—. ¿Por qué?
—Es que no te había visto antes.
—Debe ser por el camuflaje
—contestó, señalando su uniforme.
Elizabeth Mathis, Estados Unidos