La inflamación crónica, a menudo silenciosa, puede derivar en enfermedades graves como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes tipo 2. Si bien la actividad física, el sueño adecuado y el manejo del estrés son claves para combatirla, la alimentación juega un papel fundamental.
La Universidad de Harvard, reconocida institución médica, nos ofrece una guía valiosa sobre qué alimentos incluir y cuáles evitar para reducir la inflamación y mejorar nuestra salud en general.
Alimentos antiinflamatorios
La Universidad de Harvard destaca cuatro grupos de alimentos con propiedades antiinflamatorias:
- Frutas y vegetales: Cuanto más brillantes sean los colores, mayor cantidad de polifenoles antiinflamatorios contienen. Las bayas, cebollas, ajos, coles, espárragos, berenjenas, remolachas, tomates, pimientos, espinacas y col rizada son excelentes opciones.
- Nueces y semillas: Su consumo se asocia a una reducción de la inflamación y un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes. Destacan las nueces, almendras, semillas de lino y chía.
- Algunos aceites y pescados grasos: El aceite de oliva virgen extra (rico en oleocanthal), aceite de linaza, salmón, sardinas y caballa son ricos en ácidos grasos omega-3 que combaten la inflamación.
- Café, cacao y té verde: El café y el té verde son ricos en polifenoles y antioxidantes, mientras que el cacao contiene flavanoles con propiedades antiinflamatorias.
Alimentos que más hinchan
- Refrescos azucarados, zumos envasados y bebidas deportivas: Contienen altos niveles de azúcar que pueden aumentar la inflamación.
- Dulces industriales: Ricos en azúcares refinados y grasas no saludables.
- Carbohidratos refinados: Como el pan blanco y las pastas de trigo, se digieren rápidamente y pueden elevar los niveles de azúcar en sangre.
- Carnes rojas y procesadas: Contienen grasas saturadas y compuestos proinflamatorios.
- Alimentos procesados en general: Contienen aditivos, conservantes y otros ingredientes que pueden aumentar la inflamación.
Recomendaciones adicionales
- Eliminar de la dieta: Hidratos de carbono refinados, alimentos procesados, azúcares, grasas de origen animal (cerdo, hígado, vísceras), grasas trans (precocinados, bollería industrial), bebidas alcohólicas y aceites vegetales refinados (girasol, soja).
- Realizar ejercicio físico de forma regular.
- Dormir las horas suficientes.
- Evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol.
- Controlar el estrés.
Incluir alimentos antiinflamatorios en tu dieta y reducir el consumo de aquellos que la promueven puede contribuir a tu bienestar general y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Recuerda consultar con un profesional de la salud para obtener un plan de alimentación personalizado.
Con información de Harvard Health Publishing