Muchos hábitos alimentarios comunes merman la energía y provocan fatiga; la ventaja es que también hay remedios bastante sencillos para avivar tu día.
Tu cuerpo y tu cerebro las necesitan. Los aminoácidos presentes en las proteínas son los componentes básicos del cuerpo y ayudan a aumentar el nivel de neurotransmisores que, a su vez, estimulan el estado anímico y la atención.
Además, ingerir proteínas en cada comida ayuda a estabilizar la energía y los niveles de glucosa. Elige pescado, cortes magros de carne, huevos, productos lácteos bajos en grasa, legumbres, nueces y semillas.
Es esencial para el buen funcionamiento de los glóbulos rojos y la hemoglobina. La deficiencia de hierro es la causa más común de anemia y lleva a un bajo volumen de glóbulos rojos, lo cual provoca fatiga. Si crees tener anemia, consulta a tu médico.
Buenas fuentes de hierro son las menudencias, la carne roja, el pollo y los mariscos. Las fuentes vegetarianas son espinacas, almendras, semillas de calabaza y legumbres; combínalas con alimentos ricos en vitamina C para fomentar la absorción del hierro. Toma complementos de hierro solo bajo supervisión médica.
Los carbohidratos son la principal fuente de energía, y el cuerpo funciona mejor con carbohidratos de bajo índice glucémico (IG), que se digieren lentamente y mantienen estables la glucosa sanguínea y la energía.
Elige arroz integral en vez de blanco, una naranja en vez de jugo de naranja, y granola en vez de cereales de caja azucarados.
El magnesio es esencial en cada paso de la conversión de alimento en energía. También relaja los músculos y ayuda a dormir. Consume granos enteros, verduras, nueces y semillas, en especial almendras y semillas de calabaza.
La deficiencia de vitamina C se asocia con la fatiga, tal vez porque este nutriente es necesario para tener un sistema endócrino saludable, que ayuda a evitar la fatiga provocada por estrés físico o emocional.
Las fuentes alimentarias funcionan mejor que los complementos.
La cantidad recomendada es de 45 mg al día, pero cuando te abrume la fatiga puedes consumir hasta 250 mg, que obtendrás de 1/2 taza de pimiento rojo crudo o 1 taza de brócoli.
El betacaroteno ayuda a estimular un sistema inmunitario deprimido, que suele ser la raíz de la fatiga crónica. Come cinco porciones diarias de verduras de hojas verde oscuro y frutas y verduras amarillas y anaranjadas.
Si ingieres poco potasio, te arriesgas a sufrir debilidad muscular y agotamiento. Come más frutas y verduras, con una meta de 4,700 mg al día: 1/2 taza de espinaca cocida tiene 600 mg; un aguacate, 1,000 mg; 1 taza de calabaza cocida, 860 mg.
Podrías tener síndrome de fatiga crónica (SFC). Este trastorno se caracteriza por fatiga debilitante persistente, síntomas similares a la gripe, sueño que no conduce a sentir descanso, dificultad para concentrarse, agotamiento después del ejercicio y problemas de memoria a corto plazo. No hay análisis de laboratorio para el SFC y no hay cura probada.
Consulta a tu médico, que descartará todas las causas médicas que producen síntomas similares. La mayoría de los pacientes con SFC acaban por recuperarse, pero pueden tardar un año o más.
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