¿Comer cáscara de sandía? De acuerdo a expertos es el nuevo superalimento
Es hora de reconsiderar este componente olvidado y darle una nueva vida en tu cocina!
La cáscara de sandía, antes considerada un simple desecho de la fruta, está emergiendo como un valioso recurso nutricional. Especialistas en salud y nutrición, como los citados por Very Well Health, la reconocen ahora por sus significativos beneficios si se prepara y consume adecuadamente.
Más allá de su pulpa roja, la cáscara esconde un tesoro de fibra, aminoácidos y otros nutrientes esenciales que pueden enriquecer tu dieta, especialmente en los meses de verano.
Este componente olvidado de la sandía ofrece una oportunidad para mejorar nuestra alimentación y reducir el desperdicio de alimentos. Acompáñanos a descubrir por qué la cáscara de sandía es el nuevo superalimento recomendado por expertos.
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La cáscara de sandía se distingue por su alto contenido de fibra, un nutriente que a menudo es insuficiente en la dieta de los adultos. Según Julie Stefanski, dietista y portavoz de la Academy of Nutrition and Dietetics, la cáscara es “muy alta en fibra, lo que la hace muy diferente al interior de la sandía”.
El aporte de fibra no solo beneficia la digestión, sino que también podría disminuir el riesgo de cáncer de colon y enfermedades cardíacas. Sin embargo, Stefanski advierte que un consumo elevado y repentino podría causar gases o hinchazón, por lo que se recomienda una introducción gradual.
Otro componente destacado es la citrulina, un aminoácido presente en la cáscara en concentraciones aproximadamente un 60% superiores a las de la pulpa roja, según la dietista Sherry Gray, de la Universidad de Connecticut.
Además de fibra y citrulina, la cáscara de sandía aporta una variedad de micronutrientes esenciales:
Gray enfatiza que, en algunos aspectos, la cáscara “es más nutritiva que la pulpa”, destacando sus propiedades “inusuales”. Para aprovechar estos nutrientes, la especialista recomienda consumir entre una y una taza y media de cáscara.
Incorporar la cáscara de sandía a tu dieta puede ofrecer múltiples beneficios:
Para un consumo seguro, Stefanski subraya la importancia de lavar muy bien la sandía bajo el grifo antes de cortarla. Esto evita la transferencia de bacterias o suciedad de la cáscara al interior de la fruta. Si no se consume de inmediato, es fundamental refrigerar la cáscara, ya que es un producto perecedero.
Para su consumo, Stefanski aconseja pelar la piel verde externa y utilizar únicamente la sección blanca, que se encuentra entre la pulpa rosada y la corteza. Esta parte puede comerse cruda, y su sabor recuerda al del pepino.
Aquí te dejamos algunas alternativas para incorporarla y mejorar su sabor:
Además, la investigación explora su utilización industrial. Científicos están experimentando con la adición de cáscara de sandía en polvo a la harina de trigo para aumentar el contenido de fibra en productos horneados, con el doble objetivo de aprovechar sus nutrientes y reducir el desperdicio alimentario.
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La cáscara de sandía, lejos de ser un simple desecho, es un verdadero superalimento cargado de fibra, citrulina, vitaminas y minerales que pueden aportar grandes beneficios a tu salud. Desde mejorar la digestión y la salud cardiovascular hasta potenciar el rendimiento físico y fortalecer el sistema inmunológico, sus propiedades son notables. ¡Es hora de reconsiderar este componente olvidado y darle una nueva vida en tu cocina!
¿Te animarías a probarla? ¿De qué forma te gustaría incorporarla a tu dieta?