Lo que pones en tu plato tiene un impacto directo en el planeta. Según la nueva Comisión EAT-Lancet 2025, alrededor de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero proviene del sistema alimentario: desde la producción hasta el desperdicio. Pero la buena noticia es que cambiar nuestra dieta podría revertir el rumbo.
Adoptar una alimentación más basada en plantas podría reducir las emisiones del sector alimentario hasta un 60 % para 2050, prevenir millones de muertes prematuras y aliviar la presión sobre los ecosistemas.
“Cambiar la manera en que comemos no es una moda, sino una necesidad para preservar la vida y la salud del planeta”, señalan los expertos.
Comer diferente sí importa: qué dice la ciencia
De acuerdo con la Comisión EAT-Lancet on Food, Planet, Health, una transición global hacia dietas equilibradas y sostenibles podría reducir las emisiones agrícolas no relacionadas con CO₂ (como metano y óxido nitroso) hasta un 15 % para 2050.
Pero los beneficios no son solo ambientales. Según el informe, mejorar la dieta podría prevenir hasta 15 millones de muertes prematuras cada año, al disminuir enfermedades relacionadas con la mala alimentación, como la diabetes tipo 2, las cardiovasculares y la obesidad.
Cada elección alimentaria es una decisión climática: preferir frutas, legumbres y granos no solo cuida tu cuerpo, también ayuda a frenar el calentamiento global.
Qué cambios propone la ciencia para comer mejor y contaminar menos
Los expertos insisten en que el cambio no se trata de “comer menos carne” únicamente, sino de transformar todo el sistema alimentario. Estas son las principales recomendaciones del nuevo informe:
- Adoptar la “dieta de salud planetaria”
Incrementar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos, mientras se reduce la ingesta de carnes rojas, azúcares y ultraprocesados.- Verduras: 200 g al día
- Frutas: 300 g
- Cereales integrales: 210 g
- Lácteos: 250 g
- Pescados o mariscos: 30 g
- Carne blanca: 30 g
- Carne roja: máximo 15 g por día
- Reducir desperdicios
Una parte importante de las emisiones proviene de los alimentos que se pierden o tiran. Mejorar el almacenamiento y aprovechar las sobras reduce el impacto ambiental. - Fomentar la agricultura regenerativa
Este enfoque busca restaurar los suelos, capturar carbono y proteger la biodiversidad, reemplazando fertilizantes sintéticos y evitando la deforestación. - Impulsar políticas alimentarias sostenibles
Impuestos a alimentos con alta huella ecológica, subsidios a productos saludables y etiquetados más claros son parte de las medidas estructurales necesarias.
La polémica por la carne roja: menos es más
La carne roja, símbolo de abundancia en muchas culturas, vuelve al centro del debate. Según la evidencia más reciente, su consumo debe limitarse a unos 15 gramos diarios, mientras que los alimentos vegetales deben constituir la base de la alimentación.
Las razones son claras: los estudios muestran que una dieta con exceso de carne roja o procesada aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer colorrectal y diabetes tipo 2. En cambio, las dietas centradas en plantas mejoran la longevidad y reducen el colesterol LDL.
“No se trata de eliminar la carne, sino de darle el tamaño correcto en el plato”, explican los autores.
El poder económico y ambiental del cambio
Transformar la dieta global no solo salvaría vidas, también podría ahorrar hasta 5 billones de dólares anuales en costos de salud y restauración ambiental.
Los investigadores estiman que, incluso si el cambio fuera parcial, las emisiones del sistema alimentario podrían reducirse entre 20 % y 34 %, con enormes beneficios para el clima y la seguridad alimentaria.
Aun así, reconocen que los desafíos son grandes: hábitos culturales, desigualdad en el acceso a alimentos saludables y resistencia de los sectores productivos siguen siendo obstáculos importantes.
Qué puedes hacer tú hoy mismo
No necesitas transformarlo todo de golpe. Pequeñas acciones cotidianas pueden generar un impacto real:
- Aumenta tu consumo de frutas, legumbres y granos integrales.
- Prefiere productos locales y de temporada.
- Reduce el desperdicio de comida.
- Modera la carne roja y elige proteínas vegetales.
- Evita los ultraprocesados.
Comer de forma consciente no solo mejora tu salud: también ayuda a construir un planeta más equilibrado y sostenible.
Conclusión
La ciencia lo confirma: lo que comemos define nuestro futuro. Adoptar una dieta más vegetal, reducir la carne y apoyar sistemas agrícolas sostenibles son pasos esenciales para garantizar la salud humana y la del planeta.
Comer bien ya no es solo una elección personal: es un acto de responsabilidad global.