Comer es esencial para cualquier ser humano. No obstante, por la prisas muchas personas tienden a comer demasiado rápido, sin disfrutar la comida y sobre todo masticarla adecuadamente. Y aunque parece inofensiva esta práctica es bastante prejudicial para la salud.
El acto de comer es más que solo la ingesta de alimentos; también es el comienzo del proceso de digestión. Comer rápido puede afectar negativamente la salud digestiva.
Cuando consumimos alimentos deprisa, no masticamos correctamente, lo que significa que los alimentos llegan al estómago en trozos más grandes. Esto coloca una carga adicional en el sistema digestivo, ya que el estómago necesita trabajar más para descomponer los alimentos en partículas más pequeñas.
Expertos en nutrición han revelado qué comer rápido o despacio afecta directamente a nuestra salud, ya que influye en la forma en que nuestro cuerpo procesa los alimentos. La velocidad de la ingesta afecta la liberación de hormonas que regulan la sensación de saciedad y el hambre.
Sentirse cómodo y disfrutar de la comida, más que ser una experiencia gratificante, es algo positivo para la salud. La alimentación saludable no depende únicamente de los productos, sino que también influye la forma de consumirlos. Para nutrirte adecuadamente con la comida, el primer paso es masticarla adecuadamente.
Triturar hasta el último bocado es un hábito positivo que debe hacerse despacio. Los autores del estudio japonés Disminuya la velocidad, come demasiado rápido: la alimentación rápida se relaciona con la obesidad y la prevalencia futura del síndrome metabólico señalan que masticar correctamente ayuda a que las enzimas de la saliva faciliten la lubricación y la formación del bolo alimenticio, los cuales son relevantes a la hora de seguir una correcta digestión.
Cuando no se mastica adecuadamente por la rapidez de terminar se podrían generar problemas de salud, como gases, hinchazón, aumento de peso y una mayor permeabilidad intestinal.
Las señales de saciedad tardan de 5 a 20 minutos en llegar al cerebro, por lo que comer rápidamente puede llevar a consumir más de lo necesario. Además, al comer despacio, la liberación de nutrientes en el intestino es más lenta, lo que prolonga la sensación de saciedad y suprime el hambre.
Una experta de una universidad inglesa trató de demostrar esto con su propio cuerpo. Comió exactamente lo mismo en dos días, pero una vez lo hizo muy lentamente y en la otra ocasión más rápido. Los resultados mostraron una mayor respuesta cuando comió rápidamente, con picos de glucosa en sangre potencialmente peligrosos para la salud.
La recomendación de los expertos entonces radica en alimentarte relajadamente, tomándote el tiempo necesario para saborear los alimentos. De este modo, te evitarás complicaciones de salud y los nutrientes de los alimentos serán asimilados adecuadamente.
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