El yogur se remonta al año 6000 a.C., según textos medicinales ayurvédicos de la India. De acuerdo a Harvard, los pastores nómadas lo obtenían al fermentar la leche en pieles de animal, gracias al calor corporal.
Se produce al combinar leche caliente con bacterias Lactobacillus bulgaricus, que no se encuentra de manera natural en el intestino humano. Estas bacterias fermentan la lactosa, creando ácido láctico y un sabor agrio. A este yogur se le puede agregar frutas, edulcorantes, espesantes o sabores, pero el resultado puede no ser tan saludable como un yogur natural.
El yogur es un alimento rico en proteínas, calcio, fósforo, vitamina B2 y B12. Sin embargo, lo que más llama la atención a los científicos son los beneficios para la salud que tienen las bacterias vivas de este tipo de alimentos fermentados, al igual que ocurre con otros probióticos como el kéfir, el kimchi o el chucrut.
Tal y como apoyan varios estudios, se ha comprobado que la disminución de ciertas cepas bacterianas en nuestro sistema digestivo puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades comunes, como obesidad, diabetes tipo 2, el síndrome del intestino irritable, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y la artritis. Es por ello que se recomienda una dieta rica en vegetales y lácteos, para apoyar la formación de una microbiota intestinal diversa.
Así, la ingesta diaria de yogur natural podría proteger contra este tipo de enfermedades, ya que las bacterias que incluye en su composición ayudan a reducir la inflamación o a procesar mejor la insulina natural, entre otros beneficios. No producirían el mismo efecto aquellos postres lácteos mal llamados yogures, o los que incluyan azúcar añadido y otro tipo de ingredientes no recomendables.
Se recomienda una ingesta diaria moderada (250-500 gramos de lácteos). Elegir yogur natural sin azúcar añadido ni otros ingredientes no recomendables. Asimismo, Harvard recomienda considerar la huella ambiental de la producción de lácteos.
Por último, Vasanti Malik, científico investigador en nutrición de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, explica que los lácteos como el yogur no son necesarios para estar saludable si se lleva una dieta equilibrada y rica en vegetales y frutos secos. Sin embargo, los yogures y la leche son la principal fuente de calcio de muchas personas, e incide en la importancia de tomar lácteos bajos en grasa, para reducir la ingesta de grasas saturadas y seguir beneficiándose de los nutrientes del yogur y otros lácteos.
Fuente: Alimente
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