¿Desastres en tu cocina? Antes de pedir comida a domicilio, prueba estos consejos para salvar tus preparaciones.
Si no calculaste bien o leíste mal la receta, un exceso de sal suele ser la primera crítica de alimentos que de otra manera serían fantásticos. No es un sabor agradable y tampoco es sano. Para evitarlo, agrega sal poco a poco a medida que avances; prueba después de cada adición porque siempre puedes añadir más, pero quitarla es más difícil.
¿Ya es tarde? Una opción es duplicar o triplicar la receta, pero sin incluir la sal. O si estás preparando una sopa, agrega un poco de pasta sin cocer o una papa cruda y pelada: el almidón absorberá gran parte de la sal. Desecha la pasta o la papa después de 15 o 20 minutos.
Es muy desagradable agregar cualquier salsa o crema solo para encontrar un montón de grumos. Las recetas de salsas y cremas suelen incluir harina, y si esta no se cierne, el efecto se notará a simple vista.
¿Ya es tarde? Vierte la salsa o la crema en una licuadora y procesa algunos minutos para que quede tersa y agradable.
Humedece tus dedos y rocíalo con un poco de agua. Mételo en una bolsa apta para microondas por no más de cinco segundos, o envuélvelos en papel de aluminio y hornéalos a 120 grados por diez minutos.
¡Ups! Te distrajiste con un video de cachorros y tu rebanada de pan se quemó. No tienes que desecharla: toma un cuchillo para mantequilla y raspa hasta retirar todo el carbón. Intenta hacerlo en el fregadero o directamente en la basura, ya que puede ser desastroso.
Si el pan está demasiado duro después de eliminar las partes quemadas, úntale aceite de oliva, agrega un poco de queso parmesano y sírvelo como crostini. También puedes reutilizarlo como crutones o colocarlo en un procesador de alimentos para obtener pan molido.
Hasta el cocinero más hábil puede olvidarse de la olla de pasta en la estufa. Si esto te sucede, colócala en agua helada o déjala bajo el grifo de agua fría por algunos minutos para detener el proceso de cocción y contraer el almidón.
Después recalienta en salsa de jitomate; el ácido seguirá estimulándolo. Otro truco es agregar esa pasta blanda a un consomé de pollo o a una sopa minestrone: nadie lo sabrá.
Tal vez no seguiste las instrucciones o no encontraste tu taza medidora y ahora algo no está bien. ¡A todos nos pasa! Si el arroz termina en papilla, agrega un poco de carne cocida o camarones, forma bolitas y fríelas. También puedes envolverlas en pasta de wonton y cocinar al vapor o freír.
¿Olvidaste revolver tu estofado y ahora el fondo de la sartén está completamente negro y empieza a oler como tu chimenea? Retira rápidamente el guiso que esté por encima de la parte quemada, cuidando de no raspar las partes negras; coloca en otra olla.
Aunque parezca un desperdicio desechar toda la comida que quedó en el fondo de la olla, debes hacerlo o arruinará el sabor de las partes que rescataste.
El objetivo de hervir los frijoles era que quedaran tiernos. Pero, ¿qué sucede si se cocieron demasiado tiempo y quedaron pastosos? Hazlos puré y prepara una deliciosa sopa de frijoles.
También puedes agregarle crema o yogurt y algunas especias.
Si las pechugas de pollo pasaron demasiado tiempo en el horno y están completamente secas, corta las piezas, mezcla con mayonesa, apio picado, frutas secas y especias, y tendrás una sabrosa ensalada.
La mayonesa puede disfrazar al pollo más seco y convertirlo en una obra maestra. ¡Confía en nosotros! Un consejo: la próxima vez hornea muslos y piernas, pues tienen mayor humedad y resisten mejor una cocción excesiva.
Se trata de cómo la presentes, dice John DeShetler, profesor y chef del Instituto Culinario de América. Frota con una mezcla de pimienta molida, chile en polvo y ajo. O córtala y úsala en salteados, ensaladas o fajitas.
¿No engrasaste el molde y el pastel no salió con facilidad? Mantén las piezas juntas y, con cuidado, usa glaseado para unirlas. Es posible que necesites un asistente que te ayude a mantenerlo en su sitio mientras lo “pegas”, pero lucirá como un postre nuevo una vez que termines.
A veces te quedas sin papel encerado u olvidas enmantequillar tu charola para horno. Si tus galletas se pegan y se rompen, no entres en pánico. Usa esas galletas rotas como toppings para helados, pasteles o sumerge todas las piezas en chocolate… y dile a todos que así lo planeaste desde el principio.
Escúrrela y enfríala de inmediato. Después, regrésala a una sartén, agrega al menos una cucharada de aceite de oliva y no dejes de moverla mientras la recalientas.
Úntalo con una mezcla de mantequilla y limón, y espolvorea con cilantro picado, mejorana o albahaca. La salsa agregará humedad y las hierbas, sabor.
Sumérgelas brevemente en un recipiente con agua muy fría (sin hielo, pues dañará las hojas), envuélvelas en un trapo húmedo y refrigera.
Si ya no te sirve para preparar una ensalada de fruta, úsala para licuados, purés, nieves o helados.
Enfríalas cuando antes en agua con hielo. Recalienta brevemente en caldo caliente y agrega un poco de ácido (jugo de limón o de naranja) antes de servir.
Tomado de rd.com 17 of Your Most Common Cooking Disasters—Fixed!
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