El dolor de cuello es una queja común, sobre todo en quienes pasan muchas horas frente a pantallas, manejando, o en posiciones forzadas. Aunque pocas veces se trata de algo grave, sí puede afectar significativamente la calidad de vida. La mayoría de las veces, este malestar se desarrolla gradualmente, influenciado por la postura, el estrés, la falta de sueño, e incluso el uso incorrecto de dispositivos móviles.
Según el Dr. Zacharia Isaac, director médico del Centro de Rehabilitación Espinal del Brigham and Women’s Hospital, “el dolor de cuello no suele tener una causa única, sino que es el resultado de múltiples factores que se acumulan con el tiempo”.
Una de las formas más fáciles de evitar el dolor de cuello es moverse con frecuencia. Si pasas horas frente a una computadora o viendo televisión, programa pausas regulares para estirarte y caminar. Incluso un par de minutos cada hora puede marcar la diferencia. Estar mucho tiempo en una sola postura, especialmente si no es ergonómica, pone presión sobre los músculos y articulaciones cervicales.
Ajustar la forma en que interactúas con tus dispositivos puede prevenir una gran parte de los dolores de cuello. Asegúrate de que tu monitor esté a la altura de los ojos, utiliza un soporte para elevar tu laptop o tablet y evita mirar hacia abajo constantemente. Si hablas mucho por teléfono, opta por auriculares o altavoz en lugar de sujetarlo con el hombro. Estos pequeños ajustes reducen considerablemente la tensión cervical.
Tal vez no lo notes, pero si necesitas lentes y no los usas, o si tu receta está desactualizada, podrías estar inclinando tu cabeza hacia atrás o hacia adelante para enfocar mejor. Esto puede provocar rigidez en el cuello y dolor muscular. Un simple chequeo con tu oftalmólogo podría ser clave para mejorar tu postura visual y, con ello, tu salud cervical.
El exceso de almohadas puede limitar el rango natural de movimiento del cuello y forzar las vértebras durante la noche. Lo ideal es dormir con una sola almohada firme que mantenga la cabeza alineada con la columna. Si despiertas frecuentemente con el cuello rígido, tal vez debas evaluar tu colchón y la forma en que duermes.
Es común subestimar el impacto que ciertas tareas físicas tienen sobre nuestro cuerpo. Levantar muebles pesados, cargar bolsas grandes o mover objetos sin la técnica adecuada puede afectar el cuello y la espalda. Antes de realizar una actividad física exigente, pregúntate si necesitas ayuda o si es seguro hacerlo solo. Escuchar a tu cuerpo es fundamental para evitar lesiones.
El sueño no solo restaura la energía mental, también permite que los músculos y articulaciones se recuperen. Dormir mal o en una posición inadecuada puede aumentar los niveles de tensión y dolor en el cuello. Estudios han demostrado que los trastornos del sueño están relacionados con dolores musculoesqueléticos crónicos, incluyendo el dolor cervical.
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Aunque en la mayoría de los casos el dolor de cuello es transitorio, hay signos que indican la necesidad de atención médica inmediata:
En estos casos, consulta con tu médico. Podría tratarse de un problema neurológico o estructural que requiere evaluación profesional.
El dolor de cuello no es inevitable, y mucho menos permanente. Con ajustes simples en tu postura, mejorando la ergonomía y cuidando tu cuerpo al dormir y trabajar, puedes reducir significativamente las molestias. Escuchar las señales del cuerpo, descansar bien y mantenerte en movimiento son las mejores estrategias para prevenir el dolor cervical y mantener una vida activa y saludable.
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