El mes de septiembre es conocido como “Septiembre Amarillo” a nivel mundial, una iniciativa promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP).
Este color simboliza la luz y la esperanza, y busca crear conciencia sobre este tema, especialmente en el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se conmemora hoy 10 de septiembre.
El objetivo principal es romper el silencio y erradicar el estigma asociado a los trastornos de salud mental, fomentando una conversación abierta que pueda salvar vidas.
Según estadísticas alarmantes, se estima que una de cada 100 muertes en el mundo es por suicidio, siendo la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 19 años.
En México, la tasa de suicidio en 2020 fue de 6.2 por cada 100,000 habitantes, con mayor incidencia en el grupo de 18 a 29 años. Estos datos subrayan la urgencia de abordar este problema con un enfoque integral.
Factores y estrategias de prevención
El suicidio no tiene una sola causa. Es el resultado de la interacción de factores psicológicos, sociales, biológicos y culturales. La prevención, por lo tanto, requiere un esfuerzo colectivo que involucre a gobiernos, medios de comunicación, escuelas y, sobre todo, a la comunidad. Las estrategias clave incluyen:
- Detección temprana: Es vital reconocer los factores de riesgo y las señales de advertencia.
- Redes de apoyo: La familia, los amigos y la escuela son pilares fundamentales para brindar apoyo y acompañamiento.
- Acceso a ayuda profesional: Facilitar el acceso a servicios de salud mental es crucial para que las personas en crisis busquen ayuda.
Además, es fundamental educar a los medios para que comuniquen de forma responsable sobre el suicidio y, en general, eliminar el estigma asociado a la salud mental para fomentar que las personas se sientan seguras al buscar ayuda.
Señales de alerta y cómo actuar
Estar atento a los cambios en el comportamiento de un ser querido puede ser la clave para salvarle la vida. Algunas señales de alerta comunes incluyen:
- Cambios repentinos en el comportamiento, como el aislamiento o la pérdida de interés en actividades que solían disfrutar.
- Expresiones verbales del deseo de morir, como “quisiera desaparecer”.
- Interés inusual en temas de muerte o el deseo de arreglar asuntos personales, como regalar pertenencias valiosas.
- Una mejora repentina e inexplicable del estado de ánimo después de un período de depresión profunda, que podría indicar que la persona ya tomó una decisión.
Si identificas estas señales, es vital actuar de inmediato. La prevención es posible y todos tenemos un papel que desempeñar. Hablar abiertamente sobre el suicidio, sin juicio, puede salvar vidas. Si tú o alguien que conoces necesita ayuda, la Línea de la Vida en México ofrece apoyo profesional las 24 horas del día.