Cómo el silencio puede ayudar a tu cerebro a regenerarse
El silencio proporciona un descanso para nuestras mentes, permitiendo que los circuitos neuronales se relajen y se reorganicen.
Las grandes ciudades se han convertido en espacios verdaderamente caóticos en los que, además de la cantidad de gente y contaminación ambiental, existen la contaminación visual y la auditiva, por lo que se vuelve difícil tener un momento de paz y silencio.
En este artículo, exploraremos cómo el silencio puede desencadenar procesos regenerativos en el cerebro. Además de cómo incorporarlo de manera consciente en nuestras vidas puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental y cognitiva.
El silencio no es simplemente la ausencia de sonido; es un recurso valioso que nuestro cerebro necesita para recargarse y rejuvenecerse. Cuando estamos constantemente expuestos a ruidos y distracciones, nuestro sistema nervioso se encuentra en un estado de alerta constante. El silencio proporciona un descanso para nuestras mentes, permitiendo que los circuitos neuronales se relajen y se reorganicen.
En un estudio publicado en la revista Brain, Structure and Function se monitoreó el efecto que el sonido y el silencio tenían en el cerebro de los ratones. Los científicos descubrieron que cuando los ratones fueron expuestos a 2 horas de silencio por día, desarrollaron nuevas células en el hipocampo, la región del cerebro asociada con la memoria, la emoción y el aprendizaje. Esto significa que el silencio propicia la regeneración de las células cerebrales.
El cerebro internaliza y evalúa activamente la información durante el silencio, ya que se mantiene activo incluso cuando estás en reposo y mientras duermes.
Cuando no te distraen el ruido ni las tareas orientadas a objetivos, se da un momento de silencio. Un silencio externo e interno que permite que tu espacio de trabajo consciente procese las cosas. Esto te ayuda a pensar en cosas profundas de una manera imaginativa.
El ruido puede tener un efecto físico negativo en el cerebro, que resulta en niveles elevados de estrés. Esto se debe a que las ondas sonoras llegan al cerebro como señales eléctricas a través del oído y el organismo reacciona a ellas incluso al dormir. En este proceso, la amígdala (ubicada en el lóbulo temporal del cerebro), que se asocia con la formación de la memoria y la emoción, se activa y esto provoca una liberación de hormonas del estrés.
Si vives en un ambiente constantemente ruidoso, es probable que experimentes niveles crónicamente elevados de hormonas del estrés. Y no importa si el ruido al que te expones no es tan fuerte como para causar daño auditivo, si es algo constante y continuo, genera estrés y eso afecta tu salud y bienestar.
El silencio produce el efecto contrario al ruido en el cerebro. Mientras que el ruido puede causar estrés y tensión, el silencio libera esa tensión en el cerebro y el cuerpo. En un estudio publicado en la revista Heart se descubrió que 2 minutos de silencio pueden resultar incluso más relajantes que escuchar música tranquilizante. El silencio ayuda a reducir la presión arterial y la circulación sanguínea en el cerebro.
El ruido perjudica el desempeño de las tareas en el trabajo y la escuela. También puede ser la causa de una disminución de la motivación y un aumento de los errores cometidos. Las funciones cognitivas más fuertemente afectadas por el ruido son la lectura, la atención, la memoria y la resolución de problemas.
Pero no todo son malas noticias. Es posible que el cerebro restaure sus recursos cognitivos finitos. Según la teoría de la restauración de la atención, cuando se encuentra en un entorno con niveles más bajos de información sensorial, el cerebro puede recuperar algunas de sus capacidades cognitivas. En silencio, el cerebro puede bajar su guardia sensorial y restaurar algo de lo que se ha perdido por el ruido excesivo.
El silencio es una parte esencial de la vida. Nos ayuda a relajarnos, a pensar con claridad y a conectar con nosotros mismos.
Por eso, es importante que cada día nos tomemos unos minutos para estar en silencio. Esto puede parecer difícil, pero hay muchas maneras de hacerlo. Si estamos en un lugar ruidoso, podemos usar tapones para los oídos o buscar un espacio tranquilo para meditar, leer o simplemente escuchar el sonido de nuestros propios pensamientos.
También podemos aprovechar las oportunidades para escapar del ruido de la ciudad. Podemos ir de excursión, acampar o simplemente salir a caminar por un parque. En la naturaleza, podemos disfrutar de los sonidos de los pájaros, el viento y el agua, que son muy relajantes.
Por lo tanto, es importante que nos tomemos el tiempo de estar en silencio cada día. Es una inversión en nuestra salud y bienestar.