A menudo pensamos en el sueño como un simple estado de inactividad, pero en realidad, es un proceso crucial y activo para que nuestro cuerpo y mente se reparen y funcionen de forma óptima. Comprender sus dos tipos principales—sueño no REM y sueño REM—es fundamental para entender cómo el sueño aumenta tu energía y mejora tu bienestar general.
El cansancio, o la fatiga, es un síntoma común. Para muchas personas, un buen descanso nocturno es la solución, pues cada etapa del sueño cumple una función específica que impacta directamente en tu vitalidad.
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El sueño no REM: la reparación del cuerpo
El sueño no REM se divide en tres etapas, siendo la última, conocida como sueño profundo o de ondas lentas, la más importante para la restauración física. Durante esta fase, el cuerpo se renueva y repara.
En el sueño profundo, la actividad cerebral disminuye y el flujo sanguíneo se dirige menos al cerebro. Es en este momento cuando la glándula pituitaria libera un pulso de hormona del crecimiento, estimulando el crecimiento y la reparación de tejidos y músculos. Además, los investigadores han detectado un aumento en sustancias que activan el sistema inmunológico, lo que sugiere que el sueño profundo prepara a tu cuerpo para defenderse de infecciones.
Si tu sueño profundo es limitado, te despertarás sintiéndote menos descansado, lo que demuestra su papel esencial en tu energía diaria.
El sueño REM: la recuperación de la mente
A diferencia del sueño no REM, el sueño REM (movimientos oculares rápidos) se encarga de la recuperación mental. Durante esta etapa, el cerebro procesa información y consolida la memoria.
Diversos estudios han demostrado que el sueño REM es crucial para el aprendizaje y la memoria. Por ejemplo, las personas que duermen lo suficiente después de intentar una nueva tarea mejoran sus habilidades al repetirla. Si se les impide llegar a esta etapa del sueño, las mejoras se pierden. El cerebro utiliza este tiempo para clasificar y “limpiar” información irrelevante, ayudándote a pensar con mayor claridad.
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El secreto para vencer la fatiga
La clave para cómo el sueño aumenta tu energía radica en la calidad de tu descanso. No se trata solo de la cantidad, sino de pasar suficiente tiempo en las etapas de sueño profundo para la reparación física y en el sueño REM para la recuperación mental.
La fatiga es un síntoma, no una enfermedad, y en muchos casos, un buen descanso nocturno puede ser el remedio más potente. Prioriza tu higiene del sueño y verás un aumento natural en tus niveles de energía y bienestar general.