Cómo elegir un ginecólogo y que no debes permitir en las consultas
Las mujeres son más vulnerables a sufrir algún tipo de violencia, y este riesgo también llega al consultorio del ginecólogo, ¿Te ha pasado?
El acoso es algo a lo que las mujeres tienen que enfrentar en diversos ámbitos de la vida, incluyendo la atención médica, lo que lleva a la desconfianza y el temor. Para prevenir el abuso ginecológico, estos son algunos consejos para elegir ginecólogo y posibles alertas para que salgas del consultorio.
Y una prueba de esto fue la noticia del reconocido ginecólogo italiano, Giovanni Miniello, quien tras un reportaje televisivo donde fue acusado de haber propuesto tener relaciones sexuales a sus pacientes como cura para el virus del papiloma humano.
De acuerdo a la agencia de noticias italiana, ANSA, Miniello habría dimitido de la Orden de Cirujanos y Odontólogos de la Provincia de Bari y solicitado su baja del registro. Y este no es el primero de este tipo de casos.
La revisión ginecológica se recomienda una vez al año y el Papanicolau cada 3 años, con el fin de detectar el cáncer de cuello uterino a tiempo, como explica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Por lo tanto, es imposible renunciar a las visitas a este especialista. La clave para que sean cómodas, es elegir al correcto. Pensar en alguien del mismo sexo, no siempre basta. Por eso, toma en cuenta estas recomendaciones.
Otros aspectos que debes tomar en cuenta, son la ubicación, costos, el trato del personal. Sin embargo, lo más importante es que te sientas cómoda, de no ser así, tienes derecho a cambiar de médico cuando lo consideres correcto. Y tampoco sientas pena de hacer estas preguntas a tu gineçólogo.
Hay una pregunta que constantemente nos hacemos: ¿hasta dónde es normal, estaré exagerando? Y la respuesta es: si te sientes incómoda, algo anda mal.
Asimismo, existen barreras que ningún médico, en este caso, ginecólogo, debería traspasar.
Si detectas alguna de ellas, cambia de médico y, de ser necesario, denuncia.
Insiste en hacerte un examen pélvico siendo menor de edad, sin justificarlo. Este tipo de exámenes no suelen recomendarse en menores de 21 años, al menos que sea un caso específico, como dolor o sangrado anormal.
Pero siempre debe ser con tu consentimiento y acompañada de un adulto.
Durante un examen interno, el ginecólogo debe usar guantes forzosamente.
No te explica lo que hará o no te consulta antes de realizar un procedimiento, de lo contrario, tienes derecho a terminar la consulta.
Lo mismo ocurre si realiza el tacto inapropiadamente o con procedimientos que te causan dolor.
Hace comentarios sexuales o provocativos, lo mismo que si juzga tus prácticas sexuales.
El médico puede explorar diferentes áreas de tu cuerpo, como tus senos o tu pelvis, pero mientras examina una, la otra debe estar cubierta. Pedir que te acuestes desnuda en la camilla, está fuera de lugar.
En caso de sentir que fuiste abusada sexualmente o que la actitud del médico no fue la correcta, denuncia.
El acoso sexual, se describe como cualquier comportamiento físico o verbal, de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona.
En México, también se considera una forma de violencia que conlleva un ejercicio abusivo de poder, como señala la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Este puede presentarse en diferentes ámbitos. Si bien solemos centrarlo en el escolar y laboral, también el médico se ve implicado.
Muchas son las historias de mujeres que han sentido rebasados los límites de su doctor, desde médicos generales hasta ginecólogos.
La violencia ginecológica existe y se refiere a cuando un especialista sobrepasa los límites en la revisión física o las prácticas realizadas implican una atención o trato deshumanizado.
El Grupo de Información en Reproducción Elegida, la describe como una forma específica de violación a los derechos humanos y reproductivos de las mujeres, incluyendo los derechos a la igualdad, a la no discriminación, a la información, a la integridad, a la salud y a la autonomía reproductiva en los servicios de salud públicos y privados.
Esto puede ir desde comentarios hirientes y machistas, hasta un maltrato en la salud sexual y reproductiva, sin dejar de lado los tactos inapropiados y la violencia sexual.
Por lo tanto, es importante no sólo conocer que estás en tu derecho de denunciar, sino cuáles son las señales de alerta. Ninguna mujer debe experimentar abuso sexual ni ningún otro tipo de violencia por parte de los profesionales de la salud.
Fuente. Salud 180