¿Lo Sabías?

Como es realmente la quimioterapia, según sobrevivientes de cáncer

La quimioterapia es brutal

Solemos asociar la quimioterapia —o quimio— al cáncer, pero realmente significa el uso de medicamentos para tratar cualquier enfermedad. A pesar de que la cirugía y la radiación pueden quitar, matar o dañar las células cancerígenas en un área, algunas veces pueden esparcirse más allá del sitio original.

La quimio trabaja por todo el cuerpo, buscando cualquier célula maligna que se haya hecho metástasis a partes del cuerpo lejos del tumor original, según la Sociedad Americana del Cáncer. Esencialmente, la quimio es una forma de envenenamiento que apunta a las células del cuerpo que crecen más rápido. Estas son típicamente células cancerígenas, pero otras partes también sufren—el cabello, la piel y el tracto gastrointestinal.

No todos los casos de cáncer necesitan tratamiento con quimioterapia, pero son muchos los que sí—cerca de 650,000 norteamericanos reciben este tratamiento anualmente, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

A pesar de que la quimioterapia salva muchas vidas, la naturaleza destructiva del tratamiento lo puede hacer bastante agotador. Porque la quimio no es solo una droga—usualmente es una combinación de diferentes medicamentos—y cada paciente es distinto, las experiencias con quimioterapia de la gente pueden variar inmensamente.

Pedimos a sobrevivientes de cáncer que compartieran las inusuales, interesantes y sorprendentes cosas que aprendieron de la quimio.

Tuve quimio mientras estaba embarazada

Fui diagnosticada con un cáncer invasivo de vías biliares cuando estaba embarazada de 16 semanas de mi quinto hijo. Los doctores decidieron que el tratamiento no podía esperar así que tuve una lumpectomía y 6 sesiones de quimioterapia durante mi embarazo.

Después de dar a luz, tuve otras 4 sesiones de quimio, una masectomía bilateral, 25 sesiones de radiación, cirugía reconstructiva, una histerectomía radical y un montón de cosas más. Ahora bromeo al respecto pero en el momento fue aterrador.

Afortunadamente, mi bebé nació saludable. Casi perder mi vida me hizo encontrar un propósito: ayudar a otras mujeres embarazadas a superar el cáncer, hasta escribí un libro al respecto, “Baby Bump, Cancer Lump”.

“Uno de los efectos secundarios menos conocidos de la quimio es que te puede crear una menopausia completa. Porque recibí el tratamiento en mis treinta y pocos, no hay muchas mujeres de mi edad que que se sientan identificadas con la menopausia—pero muchas mujeres mayores lo hacen. Siempre me da risa cuando una mujer mayor me pide a mí consejos para los bochornos y cómo afrontar el cambio. La parte difícil es que no siempre sé dónde encajo ahora. Soy una mamá joven, pero también. Soy post-menopausica”.

Stephanie Partridge, 36, Gilbert, Arizona.

La quimio mató tantas cosas buenas junto con el cáncer

Descubrí que tenía cáncer cuando cargué a mi nieta más pequeña y sentí mi espalda crujir. Pronto supe que tenía linfoma de la columna y tuve cirugía inmediatamente. Después, seguí con quimioterapia.

Me explicaron que la quimio es veneno que mata todo a su paso—comenzando con mi cabello. Me dijeron que se caería en un lapso de 1 semana a 10 días tras mi primer tratamiento pero no quise esperar a que pasara, así que fui a cortarlo con una peluquera que trata exclusivamente con pacientes de cáncer. Esto realmente fue la peor parte para mí; lloré tan fuerte que la peluquera estuvo a punto de llamar a una ambulancia.

Puede sonar trivial para algunos—después de todo, el cabello vuelve a crecer—pero era una señal física tan obvia de lo que mi cuerpo estaba afrontando. Con un tratamiento cada tres semanas, justo cuando empezaba a sentirme mejor, era hora de otro tratamiento, y tras el, me debilitaba más.

La quimio también causó extraños cambios en mi piel, mucosa, y heridas en mi boca tan dolorosas que no podía comer. Después, cerca del último tratamiento terminé en el hospital sin ninguna célula blanca.

El veneno de la quimio mató tantas cosas buenas junto con el cáncer, pero también funcionó. Me siento muy afortunada de vivir sin cáncer desde el 2016.

Sonny deMarco, 60, Rockford, Illinois

Aprendí que la vida no se detiene porque tú lo haces

“Una de las partes más difíciles para mí fue que a pesar de tener cáncer de mama, tenía que vivir mi vida. Tuve quimio cada dos semanas. La tenía los miércoles, me quedaba en casa jueves y viernes, y volvía al trabajo los lunes. Extrañamente, después del tratamiento siempre se me antojaba una hamburguesa, que afortunadamente podía comer gracias a la medicina anti nauseas que me daban”.

Rose Judkins, 49, Apple Valley, Minnesota

Perder mi cabello se trató de mucho más que solamente cabello

La primera señal de que la quimio estaba haciendo que mi cabello se cayera, fue que me dolía el cuero cabelludo, como cuando usas una cola de caballo por mucho tiempo. El dolor era tan fuerte que me causaba migrañas. Después empezó a caer mi cabello, quedándose en cualquier lugar donde ponía la cabeza.

Cuando pasaba los dedos por mi cabello, grandes mechones caían. Fue en este punto donde pedí a mi esposo que me rapara la cabeza. Fue increíblemente emocional para mi. Me había llevado años que creciera hasta donde yo quería y sentía que de alguna manera estaba perdiendo mi identidad y feminidad.

Tuve que pasar por una sesión de la quimioterapia mas severa qué hay. Limpio completamente mi médula ósea. Pero en el proceso, también afectó mis papilas gustativas. Me di cuenta de que había perdido el poder saborear la comida, y si podía sentir algo, tenía un sabor metálico.

Me tomó semanas poder volver a disfrutar el comer. Pasar por la quimio realmente cambió mi relación con la comida.

Brittany Long, 32, Highland, Utah

Las esteroides fueron peor que la quimio

Tuve que pasar por seis meses de quimioterapia y uno de los efectos secundarios conocidos es la pérdida de peso. Traté de ser positivo—oye, ¡tenía que perder algunos kilos de cualquier manera! Desafortunadamente, los esteroides que me dieron junto con el tratamiento me hicieron subir 14 kilos. También me causaron insomnio, así que me costaba muchísimo poder quedarme dormido, y cuando lo hacía, tenía sueños extraños y vívidos. La quimio en si nunca se sintió tan mal—la toleraba bastante bien. Eran las otras medicinas las que lo hacían tan difícil.

Nunca perdí todo mi cabello durante la quimio, pero si se volvió más fino. Tras terminar, mi cabello volvió a crecer muy rápido. No solamente era más grueso que antes, también era mucho más oscuro. Antes del tratamiento tenía algunas canas y después, no había ninguna. También crece mucho más rápido, ahora debo cortármelo cada dos semanas”.

Dennis Legori, 47, Columbus, Georgia

Los efectos secundarios casi sonaban peor que el cáncer

Antes de empezar la quimio, mi doctor me pidió que firmara un consentimiento. Era un documento de 36 páginas detallando todo lo que posiblemente podría salir mal, incluida una hemorragia cerebral, problemas cardíacos, y básicamente cualquier horrible enfermedad además del cáncer.

Lloré un día entero. ¿Cómo se supone que iba a poder tomar esa decisión?

Nancy Paleka, 30, Detroit, Michigan

La quimioterapia no es solamente una medicina, y algunas son peores que otras

Pueden utilizar muchas sustancias distintas para el tratamiento y cada una tiene sus propios efectos secundarios. Me dieron una llamada ‘diablo rojo’—nombrada por las cosas horribles que te hace. No solamente te hace perder cabello y sentir náuseas, pero si cae en tu piel, puedes necesitar un injerto porque básicamente te come vivo. Y era esto lo que estaba bombeando directamente a mi corazón (a través de un puerto) cada semana.

Jessica Rowley, 35, Nibley, Utah

Sentía que tenía gripa… una y otra vez

Para mí, la parte más dolorosa de mi tratamiento fue ser canalizada. Después de eso, estaba bien, como si fuera solamente suero. No me quemaba las venas ni me causaba náuseas como a la mayoría de las personas. Pero unos días después me sentía enferma, como si tuviera gripa—con náuseas, débil, con el cuerpo adolorido y exhausta. Era como un inicio retrasado”.

Camille Austerfield, 26, Minneapolis, Minnesota

Todo el tiempo me estaba congelando

Una de las cosas que más me sorprendió de la quimio fue el frío que podía llegar a tener durante las sesiones. Aprendí a siempre llevar una manta y pantuflas. No solamente me hacía sentir más caliente, también era agradable tener algo que se sintiera familiar en el cuarto estéril. Otra cosa extraña era cuántas a veces tenía que ir al baño después.

Tracy Olsten, 40, St. Augustine, Florida

Me acostumbré a sentirme exhausta

El cáncer fue una montaña rusa emocional y la quimio fue gran parte de la causa. Un día me sentía genial y al siguiente tan exhausta que no podía mantenerme en pie. Después, justo cuando mi energía empezaba a regresar, necesitaba otro tratamiento. Realmente me desgastó física y mentalmente—todo el tiempo me sentía tan cansada.

“Perdí todo mi cabello, incluidas mis pestañas, mis cejas, y todo de mi barbilla hacía abajo. Una ‘ventaja’ era no tener que preocuparme por depilarme. Nunca tenía que afeitarme las piernas. Aún mejor, tras mi transplante de médula ósea, le decía a la gente que tenía un depilado brasileño de $100,000 dólares”.

Jess Hodgson, 40, Minneapolis, Minnesota

Tomado de thehealthy.com What Chemotherapy Is Really Like, According to Cancer Survivors

Juan Carlos Ramirez

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