Cómo estimular la oxitocina de forma natural y mejorar tu bienestar
Al final, se trata de algo muy simple pero poderoso: hacer espacio para lo que te hace bien.
¿Sabías que hay una hormona que puede hacerte sentir más feliz, reducir tu estrés y fortalecer tus vínculos con los demás? Se llama oxitocina y, aunque es conocida como la “hormona del amor”, no necesitas estar en pareja para beneficiarte de sus efectos.
La oxitocina es producida por nuestro cerebro y se libera en situaciones que nos hacen sentir bien: un abrazo, una conversación significativa, una canción que nos conmueve o incluso un acto de generosidad. Lo mejor es que existen muchas formas de estimularla de manera natural en tu día a día.
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La música tiene el poder de tocar fibras profundas. Escuchar canciones que te conmuevan o te conecten con momentos felices puede despertar emociones positivas que estimulan la oxitocina. Y si cantas o compartes esa música con otras personas, el efecto puede ser aún más fuerte.
Dedicar unos minutos al día para respirar con calma, estar presente y cultivar emociones como la gratitud o la compasión tiene efectos positivos en tu salud mental. Este tipo de prácticas no solo relajan, también favorecen la liberación de oxitocina y fortalecen la conexión contigo mismo.
No necesitas correr una maratón. Caminar al aire libre, bailar en casa o practicar yoga pueden ayudarte a sentirte mejor física y emocionalmente. El ejercicio moderado libera endorfinas y también puede estimular la oxitocina, sobre todo si lo haces de manera constante. El Washington Post mencionó un estudio que indica que correr durante 10 minutos aumenta esta hormona, y el efecto se intensifica después de 30 minutos.
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Algunos aromas tienen un efecto relajante que favorece estados emocionales positivos. La lavanda, el jazmín o la rosa, por ejemplo, son conocidos por reducir el estrés y mejorar el ánimo. Usar aceites esenciales en casa puede ser una forma sencilla de crear ambientes que te hagan sentir bien.
Ayudar a otros no solo mejora su día, también el tuyo. Estudios han demostrado que los actos de generosidad —como escuchar a un amigo, donar algo que no usas o simplemente dar las gracias— tienen un efecto positivo en el cerebro, elevando los niveles de oxitocina y creando una sensación duradera de bienestar.
Leer un libro que te conmueva, ver una película que te haga reflexionar o visitar una exposición artística puede ser una experiencia transformadora. El arte nos permite conectar con emociones profundas, y esa conexión simbólica también puede despertar la oxitocina.
Tomarte unos minutos para escribir lo que sientes, llevar un diario o redactar una carta de gratitud puede ayudarte a procesar tus emociones y reforzar la autoestima. Este tipo de escritura emocional es una herramienta poderosa para reconectar contigo y liberar tensiones.
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Estimular la oxitocina no requiere grandes esfuerzos ni depender de otras personas. Basta con prestar atención a lo que te emociona, te relaja y te conecta contigo mismo o con el mundo que te rodea. Incorporar estas prácticas en tu rutina puede hacer una gran diferencia en tu salud emocional.
Al final, se trata de algo muy simple pero poderoso: hacer espacio para lo que te hace bien.