¿Alguna vez has sentido cómo te suben los colores al rostro cuando te estresas? Un equipo de psicólogos de la Universidad de Sussex, en Reino Unido, ha descubierto que la respuesta biológica al estrés agudo es aún más específica: se manifiesta en una disminución de la temperatura de la nariz.
Este hallazgo, capturado mediante cámaras térmicas, podría ser un “punto de inflexión” en la investigación del estrés, ya que permite una medición objetiva y no invasiva de los niveles de tensión en humanos y, sorprendentemente, en grandes simios.
La mecánica de la “caída nasal”
El estudio sometió a voluntarios a una prueba de estrés cuidadosamente controlada (como dar un discurso improvisado o hacer cálculos mentales difíciles). En todos los participantes, se observó un mismo fenómeno: la temperatura de la nariz bajaba rápidamente, volviéndose azul en la imagen térmica.
La investigadora principal, la profesora Gillian Forrester, explica que este descenso, conocido como “caída nasal”, se debe a una respuesta innata de “lucha o huida”:
“El sistema nervioso desvía el flujo sanguíneo de la nariz y la piel hacia los ojos y los oídos. Es una reacción física que nos ayudaba a mirar y escuchar en busca de peligro.”
En promedio, la temperatura de la nariz de los participantes bajó entre tres y seis grados. El tiempo que tarda una persona en recuperarse de esta caída nasal (es decir, en que su nariz vuelva a la temperatura normal) podría ser una medida objetiva de su capacidad para regular el estrés.
Aplicaciones en la salud humana y mental
Este descubrimiento de la conexión entre el estrés y la temperatura de la nariz tiene importantes implicaciones clínicas y de bienestar:
- Medida de recuperación: La velocidad con la que la nariz recupera su temperatura normal puede indicar la resiliencia de una persona frente al estrés. Una recuperación inusualmente lenta podría ser un indicador de riesgo de ansiedad o depresión.
- Monitoreo No Invasivo: Dado que esta técnica mide una respuesta física que no requiere comunicación, es especialmente útil para controlar los niveles de estrés en bebés o en personas que no pueden comunicarse.
De humanos a simios: Midiendo el bienestar animal
Quizás el aspecto más sorprendente del estudio es su aplicación en la conservación y el bienestar animal. Dado que esta respuesta biológica es común en muchos primates, las cámaras térmicas están siendo utilizadas en santuarios para grandes simios, incluidos chimpancés y gorilas.
- Ayuda a la adaptación: Muchos simios son rescatados de circunstancias traumáticas, y les resulta difícil expresar o enmascaran sus sentimientos. Medir la caída nasal permite a los investigadores saber qué estrategias reducen su angustia y facilitan su adaptación a un nuevo entorno social.
- Estrategias de calma: Por ejemplo, el equipo ya descubrió que mostrar a los chimpancés adultos imágenes de video de crías de chimpancé tiene un efecto calmante: la nariz de los animales que veían el video se calentaba.
En última instancia, esta investigación no solo nos ayuda a comprender mejor nuestra propia salud mental, sino que también ofrece una herramienta invaluable para mejorar el bienestar de nuestros primos primates.