Limpia correctamente tus oídos con agua y evita lastimarlos
Es muy importante evitar el uso de hisopos para evitar lesiones, por eso la importancia de aprender a limpiar correctamente nuestros oídos.
Si bien los oídos cuentan con un sistema natural de autolimpieza, a veces es necesario retirar los residuos con una ayuda extra.
Aunque parecen prácticos, los hisopos pueden originar lesiones que van desde una obstrucción, hasta infecciones y perforaciones, por eso se recomienda evitar su uso porque puedes causar lesiones en el canal auditivo.
El agua es un recurso bastante sólido para limpiarse los oídos, siempre que la uses correctamente. La irrigación es una excelente manera de eliminar cualquier cuerpo extraño o acumulación de cera en el oído. Tus oídos están tratando de decirte esto sobre tu salud.
El conducto auditivo es una compleja estructura con una forma parecida a la de un embudo. Su parte más estrecha va en dirección al interior de la cabeza, específicamente a la membrana timpánica. Allí, gracias a la secreción de unas glándulas, se fabrica el cerumen.
Es vital tener en cuenta que esta sustancia grasosa cumple una función protectora, evita que el polvo y otras partículas lleguen al tímpano. Por lo tanto, su presencia, en cierta cantidad, es necesaria para evitar el desarrollo de algunas infecciones. El cerumen dice esto de tu salud.
Pero como su acumulación también puede ser contraproducente, en ocasiones se debe retirar. No obstante, introducir objetos extraños puede ocasionar:
Cuando los tapones de cera causan dificultades auditivas lo mejor es acudir con un profesional para recibir un tratamiento adecuado.
Si solo se trata de una limpieza regular, existen algunas alternativas naturales que pueden ayudar; sin embargo, en lo posible se deben evitar soluciones con aceites y ceras.
Es una de las alternativas preferidas. Aunque son efectivas, en personas con sensibilidad pueden ocasionar irritaciones. Se debe hacer una pequeña prueba antes de usarlas en su totalidad.
Esta es una de las mejores opciones para limpiar correctamente nuestros oídos en casa. Conoce 6 maneras de ser amable y cuidar de tus oídos.
Considerando que el oído tiene un mecanismo de “autolimpieza”, no es necesario eliminar en su totalidad la cera. Por eso, basta con usar un paño suave y húmedo para quitar los excesos.
Es una de las opciones naturales que pueden contribuir a limpiar los oídos sin causar reacciones indeseadas. Sus componentes regulan el pH del canal auditivo y ayudan a ablandar la cera que produce obstrucciones.
Para emplearla debes hacer una infusión con las flores de manzanilla. Luego, pasas el líquido por un colador y lo empleas cuando aún esté tibio. Introdúcelo con cuidado en el oído usando una jeringuilla o gotero. Por último, drena los residuos.
Según James Hubbard, autor del Manual completo de The Survival Doctor. Vierte agua limpia y tibia en un recipiente. Usar agua demasiado caliente o fría puede estimular el nervio auditivo, que también controla su equilibrio, y causar mareos.
Agrega unas gotas de peróxido de hidrógeno de uso doméstico si lo deseas. Sostén una toalla u otro recipiente debajo de la oreja afectada para atrapar el agua a medida que sale.
Con el agua del recipiente, llena una pera, una jeringa médica sin la aguja o una bolsa o botella de plástico con un orificio en la parte inferior.
Con el brazo opuesto a la oreja (por ejemplo, el brazo izquierdo si se estás irrigando la oreja derecha), extiende la mano alrededor de la parte posterior de la cabeza, agarra la oreja y tire hacia atrás y ligeramente hacia arriba. Aprieta la bolsa, el bulbo o lo que estés usando para que el agua entre en el canal auditivo con una presión constante.
Has terminado cuando sale el objeto o gota de cera. Deténte si la irrigación no ha funcionado en unos cinco minutos o si tiene dolor o mareos. Puedes intentarlo de nuevo en unas horas.
Para ese momento, el cerumen, si ese es tu problema, debería ser aún más suave. Una vez que haya terminado, coloca un par de gotas de alcohol (mezclado con peróxido si lo desea) en su oído para ayudar a secar el exceso de agua.