Las quejas son parte de la vida. Compartir frustraciones con un amigo puede fortalecer un vínculo y hacer que ambos se sientan comprendidos. Sin embargo, cuando la queja se vuelve una actitud persistente, puede convertirse en una fuente de tensión que agota la paciencia y daña las relaciones.
Un informe de The Washington Post reunió los consejos de expertos en psicología para quienes buscan mantener vínculos sanos frente a la negatividad cotidiana. Aquí te compartimos cinco claves para lidiar con una persona que se queja demasiado sin perder tu bienestar.
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Queja ocasional vs. negatividad crónica
La clave para manejar amistades negativas es diferenciar entre un desahogo esporádico y un hábito persistente. La psicoterapeuta Lesley Alderman explica que la queja ocasional es un mecanismo para conectar y aliviar tensiones.
La negatividad crónica, por el contrario, es una actitud constante y hostil que agota a quienes la escuchan. Este comportamiento puede generar un efecto contagioso, haciendo que el receptor de las quejas también se sienta frustrado y termine replicando la conducta.
5 estrategias para manejar amistades negativas
Manejar una relación con una persona quejumbrosa requiere un equilibrio entre la empatía y la autoprotección. Los expertos sugieren aplicar estas estrategias:
- Analiza el contexto y las causas: Antes de reaccionar, tómate un momento para considerar si tu amigo está pasando por una crisis personal o un problema de salud. A veces, las quejas menores son más fáciles de expresar que una vulnerabilidad profunda.
- Modera tu empatía al escuchar: Si el comportamiento se repite, limita tus respuestas. En lugar de hacer preguntas abiertas o dar consejos, opta por respuestas cortas y neutras como “eso suena difícil”. Esta técnica establece límites y puede desanimar la repetición del mismo tema.
- Sugiere ayuda profesional: Si las quejas giran en torno a problemas complejos —laborales, familiares o de salud mental—, puede ser momento de sugerir con tacto la ayuda de un terapeuta o un experto. Es importante reconocer cuándo la situación escapa a tu capacidad de apoyo.
- Aborda el problema de forma directa: Si tu amistad es lo suficientemente sólida, puedes plantear el problema abiertamente. El profesor de psicología Robin Kowalski sugiere preguntas como: “¿Te diste cuenta de que últimamente te quejas mucho?” Este enfoque invita a la autorreflexión, aunque puede resultar incómodo al principio.
- Redefine límites y reduce el contacto: Si ninguna de las estrategias anteriores funciona, es válido restringir el tiempo que pasan juntos. Modifica el tipo de interacción para evitar que la negatividad monopolice los encuentros o, si es necesario, toma distancia de forma gradual.
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La importancia de establecer límites
Interactuar con personas proclives a la queja es un desafío, pero también una oportunidad para aprender a reconocer sus causas y a priorizar tu propio bienestar. Establecer límites no es un acto egoísta, sino un mecanismo de autopreservación.
La convivencia con la queja nos enseña que es vital proteger nuestra energía emocional sin dejar de lado la honestidad. Mantener un vínculo sano implica reconocer cuándo un problema es un hábito y cuándo es momento de actuar.
Conclusión
Lidiar con la negatividad en una amistad es una habilidad que se puede aprender. Al diferenciar la queja ocasional del hábito tóxico, y al aplicar estrategias claras para establecer límites, puedes proteger tu bienestar emocional y ayudar a tu amigo a reflexionar. Recuerda: tu energía es valiosa y mereces relaciones que te nutran.