¿Cómo se forman los pensamientos y qué papel juegan en nuestra vida?
Explora el origen de tus pensamientos, cómo actúa tu cerebro y por qué el pensamiento es clave para adaptarte y decidir mejor.
Cuando te preguntas “¿en qué estoy pensando?”, algo extraordinario ocurre en tu mente: estás ejerciendo metacognición, es decir, la capacidad de observar tu propio pensamiento. Es como si una linterna se encendiera dentro de ti y te permitiera explorar el funcionamiento de tu mente. Esta habilidad nos ayuda a conocernos, mejorar cómo aprendemos y cómo resolvemos problemas.
Pero para entender realmente cómo se forman los pensamientos, es necesario hacer una distinción fundamental: ¿es lo mismo la mente que el cerebro?
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El cerebro es un órgano tangible, físico, compuesto por miles de millones de neuronas que se conectan mediante señales eléctricas. Es el motor biológico que hace posible nuestra actividad mental.
La mente, por otro lado, no tiene forma ni peso. Pero es la responsable de todo lo que sentimos, recordamos, decidimos o imaginamos. Los científicos actuales coinciden en que la mente surge de la actividad del cerebro, como el software que da vida al hardware.
Nuestros pensamientos se generan cuando la mente procesa la información que recibe del entorno: lo que ves, escuchas, tocas o recuerdas. Esta información se transforma en representaciones mentales: imágenes, ideas, recuerdos o emociones.
Pensar, entonces, consiste en manipular estas representaciones como si fueran piezas de Lego: las combinamos, las comparamos y generamos nuevas ideas. Así, un simple aroma puede traerte a la mente una vivencia de la infancia, o ver una fotografía puede activar recuerdos que ni siquiera buscabas.
Hablar implica pensar, y pensar muchas veces requiere palabras. Por eso, el lenguaje y el pensamiento están profundamente conectados. Cuando alguien te habla o lees un libro, tu mente activa imágenes, conceptos y emociones de forma automática.
Y cuando hablas, eliges palabras, estructuras frases y comunicas ideas. Según el científico Jerry Fodor, tanto el lenguaje como el pensamiento operan bajo reglas similares. Son dos sistemas que trabajan en sinergia para organizar el mundo que percibimos.
Los pensamientos no solo nos permiten analizar situaciones o recordar el pasado. Son herramientas vitales para adaptarnos al entorno, tomar decisiones acertadas y convivir con los demás.
Gracias al pensamiento, puedes planear tu día, anticipar las consecuencias de tus actos, entender cómo se siente otra persona o tomar decisiones que beneficien a tu comunidad. Sin esta capacidad, sería imposible crear, imaginar el futuro o transformar nuestras vidas.
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Al final, toda idea —por original que parezca— está conectada, de alguna manera, con algo que ya hemos experimentado. Nuestros pensamientos nacen de nuestras vivencias, nuestros aprendizajes y nuestras emociones.
Entender cómo se forman los pensamientos nos ayuda a comprender mejor quiénes somos y cómo actuamos. Al observarlos, podemos mejorar nuestra toma de decisiones, ser más empáticos y construir una vida más consciente.