Hasta hace unos 8,000 años, cuando el metal fue usado por primera vez en el Medio Oriente, los pueblos primitivos emplearon utensilios de piedra durante unos 2.5 millones de años.
Con piedras hacían cuchillos, raspadores, hachas, sierras, hoces, martillos y puntas de armas, herramientas que les servían para matar y desollar animales, limpiar pieles, cortar carne, derribar árboles, tallar madera y cosechar sus siembras.
Aún en el presente la piedra es el único material ?o el más adaptable? para fabricar herramientas en muchas partes del mundo. La supervivencia de la técnica del labrado de la piedra, o cantería, entre los aborígenes australianos, por ejemplo, proporciona a los arqueólogos conocimientos útiles acerca de las técnicas que se usaban hace miles de años.
Desde los tiempos más antiguos se recogía materia prima para hacer herramientas de entre las rocas descubiertas o en los lechos de los ríos. En muchas partes sólo había piedra de grano grueso como el basalto y el cuarzo, que son muy difíciles de trabajar.
Pero ya desde hace 2 millones de años diestros pedernaleros podían modelar con ellos herramientas útiles. Las rocas de grano fino como el pedernal, la cuarcita y la obsidiana son óptimas para fabricar herramientas, pues se quiebran en lajas sin mucha dificultad.
Los egipcios extraían cuarcita para este fin hace 30,000 años, y hace 4,000 a 6,000 años los agricultores europeos abrían hoyos en la creta para extraer vetas de sílice.
Los pueblos primitivos descubrieron cómo sacar lajas de un bloque de piedra al golpearlo cerca de los bordes con otra piedra. El trozo grande podía labrarse para formar una herramienta pesada tal como una tajadera, y las lajas eran convertidas en herramientas ligeras como los raspadores.
Para sacar lajas de una piedra, se sostenía ésta firmemente con una mano sobre el muslo o contra un yunque de piedra y luego era golpeada con un martillo de roca; después se le daba vuelta para sacar lajas del otro lado.
Los bordes se aguzaban desbastándolos con un martillo de hueso o cuerno, o bien presionándolos con un punzón de madera o hueso, técnica usada para hacer puntas de lanza y de flecha.
Si obraban con cuidado, los fabricantes de herramientas podían obtener las lajas del tamaño y la forma que necesitaban. A veces era preciso desechar docenas de lajas antes de conseguir la deseada, ya sea porque estaban agrietadas o porque no era posible darles forma; los arqueólogos han hallado muchas de esas lascas desechadas.
Durante más de 2 millones de años las herramientas se usaron a mano; no fue sino hasta hace unos 200,000 años que se les comenzó a adaptar mangos de madera. Las piedras se fijaban en éstos con fibras vegetales o con resinas; estas últimas se mezclaban a veces con cera o con betún.
Las lascas pequeñas y puntiagudas se usaban para hacer flechas, lanzas y arpones, y también como cuchillos o sierras insertas en mangos de madera tallados a mano.
Este método de fabricación de herramientas apareció en Europa hace unos 14,000 años, y ciertos hallazgos hechos en Sri Lanka en 1988 muestran que los cazadores locales las usaban desde hace unos 30,000 años.
Hace unos 8,000 años los pueblos agricultores comenzaron a usar nuevas técnicas para afilar mejor sus herramientas: empleaban una roca dura y mojada a manera de esmeril y granos de arena como lijas.
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