¿Cómo se originan los acantilados y las caletas?
Los acantilados marinos suelen formarse a partir de escarpadas laderas situadas en la orilla del mar. En la primera fase de su desarrollo, las olas cavan una oquedad poco profunda a lo largo de la base de la ladera. Al profundizarse la oquedad, las rocas superiores se derrumban y comienza a formarse el acantilado. Las olas prosiguen su ataque, haciendo retroceder el acantilado sobre la ladera y aumentando así su altura.
Si las rocas son de composición uniforme, se crea una línea recta y larga de cantiles. Pero con más frecuencia, la resistencia de las rocas a la erosión no es la misma a lo largo de toda la costa. Los puntos más débiles se desgastan rápidamente, dejando incontables cuevas y caletas que recortan el litoral. Las formaciones más resistentes permanecen intactas y se proyectan en el mar como encumbrados promontorios y penínsulas.
¿Puede un arco marino formar un farallón?
Los gráciles arcos esculpidos por las olas y los aislados farallones batidos por las rompientes son pintorescas características de muchas costas rocosas. Los arcos se forman donde las olas y las corrientes cruzadas atacan los costados de lenguas de tierra o promontorios rocosos que sobresalen de un acantilado. Al corroer las zonas débiles de la roca, terminan por abrir un agujero que las atraviesa. Con el tiempo, el arco puede hundirse y la extremidad libre permanece como una columna en el mar.
Un imponente ejemplo de estos farallones es el Viejo de Hoy, esbelta columna de piedra arenisca que se eleva 137 metros frente a la costa de las islas Orkney, en Escocia. Un notable conjunto de columnas y arcos cubre los 32 kilómetros de los acantilados de Port Campbell, en Australia suroriental, donde existen un impresionante arco doble que recibe el nombre de puente de Londres y un sorprendente grupo de columnas llamado los Doce Apóstoles. Más insólito aún es el Gran Respiradero, largo túnel dentro de ese grueso acantilado costero, por el que se precipitan las aguas para luego irrumpir como un géiser a través de un agujero que aquél tiene en su techo.
Los porqués de la naturaleza