Con el paso del tiempo el papel femenino en la sociedad ha cambiado considerablemente. Hoy en día casi 21 millones de mujeres forman parte de la Población Económica Activa mexicana y, de ese total, 80 por ciento son madres trabajadoras y 20 por ciento son jefas de familia responsables por completo del ingreso familiar.
Ser madre trabajadora y jefa de familia no es nada fácil, pues a lo largo de la vida se enfrentan retos personales y profesionales como los siguientes
Constantemente escuchamos frases como “no va a regresar a trabajar cuando tenga a su hijo”, “ya no va a rendir igual porque no puede dedicarle el 100 por cienot a su trabajo”, “¿cómo va a trabajar y dejar a su hijo con alguien más?, su prioridad debe ser su familia”, “ella es la responsable de su familia y el papá es el que tiene que trabajar, él es el proveedor”.
No sabemos pedir ayuda, nos cuesta trabajo relacionarnos y eso genera frustración y estrés al querer hacerlo todo y bien.
Somos las primeras que no creemos que lo podamos lograr, nos exigimos y presionamos demasiado; no nos permitimos fallar.
Si estamos en la oficina, estamos pensando en los hijos y, si nos tocó quedarnos en casa, estamos pensando en la oficina y en qué pensarán de que nos tuvimos que quedar en casa. Nos sentimos culpables por salir de viaje y dejarlos al cuidado de los demás o por no asistir a la clase abierta o al juego de fútbol.
Algunas recomendaciones para combinar nuestros roles y ser exitosas en ambos:
Educar a nuestros hijos -sobre todo a los varones- en que las tareas de la casa no son exclusivas de las mujeres o de las mamás y delegar responsabilidades propias a cada edad.
De esta forma, podemos enseñarles desde pequeños el valor de la solidaridad y la responsabilidad compartida.
La maternidad no está peleada con cumplir sueños y lograr metas. Lo vuelve más difícil por la distribución y prioridades de tiempo, pero se puede lograr y por ello hay que seguir estudiando y/o capacitándose con la gran gama de opciones que existen en línea o a través de las redes de apoyo, que permiten perfectamente combinar todos nuestros roles.
La primera es con la pareja, con quien se recomienda establecer un esquema que sirva para distribuir las responsabilidades. Si no se tiene pareja, hacerla a través de papás de los compañeros de la escuela de nuestros hijos, abuelos, vecinos, familiares, escuelas de tiempo completo, etc. que puedan apoyarnos cuando se presente una situación en que requerimos apoyo.
Soltemos cosas que no nos generan valor, pidamos ayuda.
Uno de ellos puede ser: Trabajo flexible ¿Cuántas veces no nos ha pasado que el día de una junta muy importante o que tenemos un día complicado en el trabajo, nuestro hijo o hija se enferma y no tenemos con quien dejarlo?
Similares a este ejemplo podemos enumerar infinidad, por eso es importante contar con las herramientas tecnológicas y con una disciplina de trabajo por resultados que permitan desarrollar las actividades fuera de una oficina física cuando así sea necesario.
Información del blog de Manpower, empresa global líder en servicios y soluciones innovadoras de capital humano.
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