¿Cómo sobreviven los mamíferos en invierno?
¿Cómo sobreviven los mamíferos en invierno? Aunque la mayoría de las aves de los bosques del norte emigran hacia el sur en otoño, los mamíferos se quedan allí todo el año. Los ratones de...
¿Cómo sobreviven los mamíferos en invierno?
Aunque la mayoría de las aves de los bosques del norte emigran hacia el sur en otoño, los mamíferos se quedan allí todo el año. Los ratones de campo y los lemmings, por ejemplo, se conservan calientes sin salir de los túneles que cavan bajo la nieve donde continúan alimentándose de líquenes, semillas y raíces tiernas. Los alces se abren paso a través de la nieve y ramonean brotes de abetos, sauces, hayas y álamos temblones; también la liebre americana se contenta con lo que encuentra, incluso acepta la picante picea, mientras que los puerco espines mordisquean cortezas y ramitas. Los predadores lobos, zorros, linces, martas y demás están siempre al acecho por si sale alguna presa.
Hay unos cuantos mamíferos que se preparan para el invierno y prevén la escasez de alimentos. Los castores cortan y apilan bajo la nieve ramas tiernas que permanecen frescas y en buen estado en estas despensas refrigeradas. Las ardillas y los chipmunks acumulan montones de semillas para irlas consumiendo durante los meses fríos.
Las marmotas y las ardillas de tierra figuran entre los animales que evitan los rigores del invierno entrando en estado de hibernación y manteniéndose de la grasa almacenada en su organismo. Los osos negros se limitan a dormir profundamente; pueden despertarse de vez en cuando e incluso vagabundear un poco hasta encontrar otro lugar donde refugiarse para seguir resistiendo el asedio del frío.
¿Cómo cazan los linces?
Aunque son raros en Europa septentrional, los linces son todavía bastante numerosos en la taiga de América del Norte. Estos felinos de cola corta a veces matan presas del tamaño de un ciervo, pero normalmente se ceban en las liebres. Persiguen a sus presas hasta que logran lanzarse sobre ellas y matarlas; también suelen agazaparse en la nieve esperando que cualquier liebre desprevenida se aproxime lo suficiente para cazarla.
El destino de estos dos animales está estrechamente ligado. En algunas zonas la población de liebres americanas sigue un ciclo notablemente regular: comienza con un mínimo de unos cuantos individuos por kilómetro cuadrado y en el transcurso de unos 10 años va aumentando gradualmente hasta un máximo de varios miles; entonces, por razones no del todo conocidas, la población disminuye vertiginosamente. El número de linces sigue la misma suerte: aumenta a medida que el número de liebres se incrementa y desciende a un mínimo aproximadamente un año después de la súbita reducción de éstas.
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