Durante años creímos que los gatos comenzaron a convivir con los humanos hace unos 9,500 años en el Levante, cuando los primeros agricultores almacenaban granos y los roedores acudían como imán. Pero nuevas investigaciones con ADN antiguo están cambiando por completo esa narrativa.
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Un análisis genético de restos de felinos hallados en Europa, Medio Oriente y Asia revela que la historia de los gatos domésticos es más reciente, mucho más compleja y sorprendente de lo que imaginábamos.
El origen real del gato doméstico: no fue en el Levante, sino en el norte de África
Un estudio publicado en Science, que analizó 87 genomas antiguos y modernos, identificó que el gato doméstico (Felis catus) proviene del gato montés africano (Felis lybica lybica). Es decir:
- Su origen real apunta al norte de África,
- Y no al Levante, como se creía desde hace décadas.
Los investigadores afirman que muchos de los huesos atribuidos a “gatos domésticos” de hace 10,000 años no eran gatos domesticados, sino felinos salvajes con un genoma idéntico al de sus primos modernos.
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“Esto derriba por completo la historia tradicional”, explicó Greger Larson, de la Universidad de Oxford.
Roma ayudó a expandir al gato doméstico por Europa
Una vez establecido el acervo genético del gato doméstico moderno, estos animales se extendieron por Europa de la mano del Imperio Romano, hace unos 2,000 años. Los gatos acompañaron a comerciantes, viajeros y barcos, cumpliendo un papel clave: controlar plagas.
Para el año 730, los gatos ya estaban en China, probablemente viajando a través de caravanas y rutas comerciales como la Ruta de la Seda, según un segundo estudio publicado en Cell Genomics.
China tuvo otra historia paralela: un gato que convivió con humanos… pero nunca se domesticó
Antes de la llegada del gato doméstico a China, otra especie felina convivió con las comunidades agrícolas durante más de 3,500 años: el gato leopardo (Prionailurus bengalensis).
Este pequeño felino salvaje:
- No está emparentado con el gato doméstico.
- No se cruza de forma natural con Felis catus.
- Fue útil para controlar roedores.
- Pero nunca llegó a domesticarse por completo.
Los restos de esta especie se han encontrado en siete yacimientos chinos, confirmando que, aunque vivían cerca de los humanos, mantenían su independencia.
“Su relación con la gente era comensal: ambos se beneficiaban, pero no existía control humano sobre ellos”, explicó Shu-jin Luo, autor principal del estudio.
Con el tiempo, su tendencia a atacar pollos y aves de corral generó conflictos. Por eso, cuando cambiaron las prácticas agrícolas y avícolas, el gato leopardo fue alejándose de los asentamientos y regresó a su vida silvestre.
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¿Y Egipto? Su importancia sigue siendo enorme, pero no definitiva
La presencia de gatos en la iconografía del antiguo Egipto —collares, pendientes, tumbas, rituales y estatus sagrado— siempre llevó a pensar que allí pudo haberse dado la domesticación.
Los nuevos hallazgos no descartan su papel, pero sí aclaran que:
- Egipto pudo ser un centro de difusión y convivencia cercana,
- Pero no necesariamente el punto de origen de la domesticación.
Aún faltan muestras antiguas del norte de África y Oriente Medio para completar el rompecabezas.
Los gatos domésticos todavía guardan secretos
Aunque los avances en ADN antiguo están reescribiendo su historia, los científicos coinciden en algo: aún falta mucho por descubrir. El gato, fiel a su misterio, revela su pasado lentamente.
“Los gatos siempre han sido como esfinges: muestran sus secretos a regañadientes”, escribió el biólogo Jonathan Losos. “Necesitamos más ADN antiguo para entender completamente su origen”.
Lo cierto es que, siglos después de acompañar caravanas, barcos y civilizaciones enteras, los gatos siguen conquistando casas, corazones… y el internet entero.
