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Cómo YouTube cambió todo

Ya sea con videos musicales, sesudas conferencias, bromas tontas o gatos chistosos, este fenómeno en línea rige cada vez más nuestra vida.

Un muchacho de aspecto sencillo mira a los elefantes en el Zoológico de San Diego, California. “Mmh… lo curioso de estos amigos es que tienen trompas muy, muy largas —masculla con gesto nervioso ante la cámara—. Y no hay mucho más qué decir”.

Es difícil creer que cuando el 23 de abril de 2005 este banal videoclip se subió a un nuevo sitio web llamado YouTube, iniciaba un fenómeno que transformaría al mundo. El muchacho, originario de Alemania Oriental, era Jawed Karim, y fundó YouTube junto con Steve Chen, de Taipei, y Chad Hurley, al ver que en Internet faltaba un servicio que permitiera al público compartir videos personales fácilmente. El sitio tuvo un éxito rotundo, y antes de cumplir un año ya mostraba 25 millones de videos al día. Diez años después, más de 1,000 millones de usuarios lo visitan cada mes y pasan 6,000 millones de horas viendo videos, y cada minuto se suben 100 horas más de videos.

Los miles de millones de videos que hay en el sitio, subidos lo mismo por estrafalarios que no salen de su cuarto que por empresas multinacionales, van desde gatos graciosos hasta discursos presidenciales, pasando por casi todo lo demás. Y, desde sus titubeantes inicios, YouTube ha revolucionado nuestro modo de trabajar, descansar y jugar.

 

En el espectáculo

YouTube ha permitido a muchos aficionados a la crítica musical, la animación, el cine y actividades afines grabar videos que alcanzan un gran público. “La televisión y el cine se hacían antes para una audiencia pasiva”, dice el escritor canadiense Don Tapscott. “Ahora todos pueden participar en la creación de cultura”. YouTube también ha creado una lucrativa industria de entretenimiento alternativo. Hoy se ve mucho más que ningún canal de televisión, y su programa de socios da a los creadores de videos una parte (según el número de vistas que logren) de los 4,400 millones de dólares que el sitio gana al año por publicidad.

Ahora miles de aficionados viven de hacer videos, desde temas serios hasta humorísticos. Se calcula que la pareja cómica estadounidense Smosh ganó 3.8 millones de dólares en 2014, y el crítico de videojuegos sueco PewDiePie, unos 7.3 millones, con 3,700 millones de vistas.

En vez de sudar la gota gorda en escenarios o estudiar actuación, hoy se puede irrumpir en los medios e industrias tradicionales del espectáculo a través de YouTube. La estrella pop canadiense Justin Bieber es el ejemplo más famoso. Antes, los directivos de televisión, promotores y críticos profesionales decidían a quién lanzaban al estrellato. Como dice el analista de la industria y escritor John Blossom, de Guilford, Connecticut: “En YouTube es el público quien da la popularidad”. El éxito Gangnam Style, del cantante coreano Psy, por ejemplo, alcanzó el primer sitio en 30 países gracias en gran medida al culto que recibió en YouTube, con 2,400 millones de vistas hasta la fecha.

 

En la política

YouTube ha sido un excelente foro para que la gente común denuncie los abusos de los gobiernos y exija reformas, sobre todo en países donde la libertad de expresión es limitada. Los rebeldes sirios lo han usado para promover su insurrección contra el presidente Al-Asad; en febrero de 2012 la banda punk rusa Pussy Riot emitió una protesta contra Putin en una iglesia de Moscú por YouTube, y las primeras manifestaciones en la Plaza Tahrir de El Cairo en enero de 2011 estuvieron en el sitio y atrajeron apoyo para la remoción de Hosni Mubarak mucho antes de que los medios dominantes se percataran de lo que sucedía.

Desde luego, YouTube también da amplia difusión a opiniones políticas controvertidas o cuestionables, como la propaganda extremista o la campaña del ministro de Asuntos Exteriores iraní Mohamed Javad Zarif en noviembre de 2013, dirigida al público occidental, para que se permitiera a su país hacer uso de la energía nuclear. Sin embargo, casi no hay duda de que YouTube ha promovido sobre todo buenas causas, por ejemplo, los proyectos agrícolas que necesitan apoyo en África o el Reto del balde de agua helada, en 2014, que reunió más de 100 millones de dólares para la Asociación de Lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica de Estados Unidos y otras instituciones benéficas.

 

Se acortan las distancias

Con videos de la vida doméstica en la isla Pitcairn, diarios actualizados de alpinistas atrapados en el K2 y miles más, YouTube nos muestra mucho más del mundo de lo que jamás hicieron documentales y suplementos de revistas. Cuanto más vemos de lugares y culturas distintos, tal como lo graban sus propios habitantes, menos lejanos y extraños nos parecen, y a menudo echan por tierra nuestros prejuicios. Las imágenes de los pobladores de un caserío ártico, pobres, pero satisfechos y unidos, quizá nos hagan repensar lo que importa en la vida.

Pero el cambio puede ser aún más profundo. “Conocí en Kenia a una cabrera de 14 años que tenía un dispositivo móvil solar con el que podía subir y ver videos en YouTube”, dice Tapscott. “No tenía agua ni luz eléctrica, estaba embarazada, casada con un sujeto que la compró por 180 cabras, y aun así también era parte de la experiencia mediática mundial. Imagina el contraste existencial, el choque cultural que YouTube le plantea”.

 

En la educación

YouTube tiene miles de guías didácticas gratuitas, subidas por aficionados y empresas serviciales, que enseñan a hacer casi todo. También constituye una plataforma para transmitir conocimientos más elevados. Las charlas TED, por ejemplo, son conferencias de expertos sobre temas que van desde las tribus amazónicas hasta la matemática fractal. La Academia Khan, que no tiene afán de lucro, combina auxiliares del aprendizaje y problemas en línea con breves charlas sobre materias como matemáticas, economía, cuidado de la salud y astronomía. Con ayuda de YouTube ha impartido 400 millones de clases a escuelas de todo el mundo, incluidos suburbios ricos del Reino Unido y aldeas pobres de la India.

Hasta los científicos divulgan sus hallazgos en YouTube. Johnny Chung Lee, doctorado de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, obtuvo millones de vistas con un video que subió en 2008, en el que muestra cómo una consola Wii podía convertir una pantalla de televisión normal en un visualizador de realidad virtual.

 

Transformación mental

“YouTube está mejorando nuestra memoria”, dice Tapscott. “Es un archivo visual de una inmensa cantidad de hechos que ocurren u ocurrieron en el mundo, y es accesible para todos”. Ahora puedes tener un recuerdo imborrable de una fiesta familiar a la que no asististe gracias a las imágenes de YouTube. Puedes volver a ver reportajes regionales poco difundidos que habías olvidado; ver antiguas imágenes de un pintoresco camino rural hoy sepultado por una autopista, o a escritores y artistas que llevan largo tiempo fallecidos. YouTube nos ha dado una noción del pasado mucho más profunda y clara que la que adquirimos cuando sólo nos hablan de él, en libros de historia o documentales de televisión.

 

En el mundo de los negocios

YouTube ha revolucionado la mercadotecnia. “Es casi esencial para una empresa o un producto tener una presencia fuerte en YouTube”, dice Blossom. El sitio es un excelente vehículo de anuncios, y sus secciones de comentarios también dan a las empresas información inmediata de cómo se perciben sus productos, lo que les permite adecuar la publicidad.

Pero YouTube también ha reducido la capacidad de las empresas para dictar cómo se perciben sus productos. Los autores de videoblogs, que critican desde autos deportivos hasta restaurantes, han adquirido un gran poder, y muchos de ellos cuentan con millones de espectadores. Las firmas tienen que cortejarlos con obsequios, anunciarse junto a sus videos y a veces emprender intensas campañas de relaciones públicas para neutralizar sus críticas. Un video subido en 2009 por el músico canadiense Dave Carroll para reprocharle a United Airlines que le rompiera su guitarra quizá contribuyó a reducir en 170 millones de dólares el valor accionario de la aerolínea, y la obligó a cambiar su política de servicio al cliente.

Las empresas pequeñas pueden afrontar mejor a los influyentes críticos con la publicidad asequible de YouTube, dirigida a nichos de mercado. También pueden emprender campañas de ventas baratas y eficaces dirigidas a muchos posibles inversores y grandes corporaciones a los que no podrían acceder de otro modo.

 

La emisión de noticias

Un estudio realizado en 2012 por el Centro de Investigación Pew de Estados Unidos reveló que YouTube se ha vuelto el principal medio del orbe para ver noticias. La palabra más buscada en el sitio tenía relación con ellas en cinco de los 15 meses analizados. Sin embargo, 39 por ciento de los videos más vistos procedían del público y no de agencias de noticias, lo que demuestra el enorme poder que YouTube ha conferido al periodismo ciudadano de video.

Los clips de aficionados han sido las primeras imágenes, las más reveladoras o a menudo las únicas que han registrado diversos sucesos, entre ellos el tsunami de Japón y la ejecución de Sadam Husein. Un video anónimo del asesinato de la manifestante iraní Neda Agha-Soltan en 2009 ganó el premio de periodismo George Polk. YouTube y sus usuarios son hoy quienes fijan la agenda de noticias, dice Blossom —al decidir qué imágenes de un acontecimiento reciente prefiere ver el mayor número de personas—, y no los editores ni los productores de televisión. “Los grandes medios informativos deben seguir los pasos de YouTube para captar parte de la atención del público mientras ocurren los hechos”, añade.

 

Construir comunidades

YouTube ha creado miles de comunidades. Los usuarios de videojuegos son un buen ejemplo, dice el autor británico Graham Jones. Los fanáticos de determinado juego producen videos en los que muestran sus trucos y consejos; otros comentan por qué les encanta el juego, de manera que gente de todo el mundo empieza a congregarse en torno a un interés común. Lo mismo ocurre con los videos de pesca o de la poco conocida subcultura indie británica de los años 80.

Desde luego, los comentarios que algunos espectadores dejan al pie de los videos hacen lo contrario de establecer nuevos vínculos, pues suelen ser procaces, sarcásticos o intimidantes. Pero, según Jones, los estudios indican que son más quienes dejan comentarios positivos en el sitio, por lo que se podría decir que YouTube propicia la unión al mostrar que “la gente agradable es mayoría”.

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