Cada vez más parejas en el mundo optan por una práctica que hasta hace poco se consideraba un signo de crisis: dormir en habitaciones separadas. Este fenómeno, conocido como “divorcio del sueño”, ha ganado popularidad como una estrategia para mejorar la calidad del descanso sin que esto implique una ruptura emocional.
Según la American Academy of Sleep Medicine (AASM), más de un tercio de los adultos en EE.UU. ha practicado alguna vez el “”, y en regiones como Europa y América Latina la tendencia también va en aumento. Lejos de ser una señal de distanciamiento, esta elección busca cuidar el bienestar físico y emocional de ambos integrantes de la pareja.
Las razones más comunes para adoptar esta modalidad incluyen:
Ronquidos intensos
Movimientos frecuentes durante la noche
Diferencias de horarios laborales
Preferencias individuales (con o sin luz, TV, etc.)
La neurofisióloga clínica Anjana López, miembro de la Sociedad Española del Sueño, afirma:
“Compartir cama se ha idealizado como una muestra de amor, pero hay personas que simplemente duermen mejor solas”.
Dormir mal puede generar irritabilidad, falta de concentración y conflictos diarios. Alicia Roth, psicóloga del sueño en la Cleveland Clinic, señala que:
“La falta de descanso puede crear resentimiento en la pareja. Dormir por separado, si mejora la calidad del sueño, no debería causar culpa”.
No todas las parejas que sufren interrupciones del sueño eligen separarse por completo durante la noche. Existen estrategias intermedias como:
Mantas separadas en una misma cama (conocido como el método escandinavo del sueño)
Alarmas silenciosas o con vibración
Separación temporal solo en noches problemáticas
El objetivo no es perder intimidad, sino evitar que el cansancio afecte la convivencia.
Sí. Dormir acompañado tiene ventajas documentadas, como:
Reducción del estrés gracias a la seguridad emocional que aporta la cercanía.
Liberación de oxitocina (la hormona del bienestar) a través del contacto físico nocturno.
Detección de trastornos del sueño, como la apnea, gracias a la observación de la pareja.
Thomas Kilkenny, director del Instituto de Medicina del Sueño de Northwell Health, explica que:
“El contacto físico al dormir puede generar hormonas que favorecen la relajación y el apego”.
Aunque el término “divorcio del sueño” puede sonar negativo, no implica ruptura ni desapego. Al contrario, muchas parejas que lo adoptan reportan una mejor calidad de sueño, menos conflictos y mayor satisfacción en la relación.
Los especialistas coinciden:
Dormir bien mejora el estado de ánimo, la salud mental y la relación de pareja.
La decisión debe ser personal y basada en el diálogo.
Nadie debería sentirse culpable por elegir dormir en otra habitación si eso beneficia a ambos.
Dormir en camas o habitaciones separadas ya no es un tabú, sino una práctica saludable que muchas parejas están adoptando para priorizar su bienestar. La clave está en la comunicación, el respeto y el equilibrio. Ya sea juntos o separados, lo más importante es dormir bien y cuidar el vínculo.