A quiénes nos gusta infectar, los increíbles lugares donde te acechamos y cómo hacemos para que te sientas tan mal.
Piensas que somos un simple resfriado? ¡Ja, ja!
No nos subestimes. Cada año mandamos al hospital a cientos de miles de personas y ayudamos a matar a decenas de miles (por lo común si también sufren complicaciones, como neumonía). No es por presumir, pero somos lo bastante fuertes para enfermar gravemente incluso a la persona más saludable.
Nada nos aterra más que la vacuna contra la gripe
Es la mejor manera de impedirnos provocar el caos. La vacuna le da a tu sistema inmunitario una red de espionaje muy eficaz para identificarnos y eliminarnos. Este año estamos más preocupados; hay una nueva vacuna tetravalente: contra cuatro cepas virales en vez de las tres de siempre. Hay otra vacuna nueva para personas alérgicas al huevo y, otra vez, una de potencia extra para la gente mayor. ¡Ay!
Nos dan pavor los “desinfectantes”
Si así lo especifican en la etiqueta, es que son eficaces para matar virus (como yo). Los productos que dicen “antibacteriano” destruyen sólo bacterias. Como un desinfectante puede tardar varios minutos en actuar, si lo rocías en una superficie y lo quitas enseguida, podemos quedar algunos virus vivos.
Basta con que respires para propagarnos
No tienes que estornudar ni toser. Una sola exhalación disemina miles de virus, y podemos infectar a otras personas 24 horas antes de que tú presentes síntomas.
Si eres obeso, podemos hacerte más daño
Somos hasta tres veces más capaces de matar a una persona obesa que a una de peso normal. Si el sobrepeso comprime los pulmones, es más difícil respirar y repelernos. El sobrepeso también reduce la eficacia de la vacuna. ¡Un tanto para nosotros!
Nos haces un gran favor si vas a trabajar enfermo
Si te obligas a ir así a la oficina, nos propagas a tus colegas (¡perfecto!) y le dificultas a tu organismo combatirnos, por lo que duras más tiempo enfermo (aún mejor). Si todo el mundo pudiera tomarse un día de descanso pagado por gripe, el número de casos disminuiría hasta en 25 por ciento. (¡Rayos!)
Un buen día para el cabello también lo es para nosotros
Cuando el aire está seco, flotamos más tiempo en él, lo que aumenta nuestras probabilidades de infectar a alguien.
Gracias por no lavarte bien las manos
Después de la vacuna antigripal, la higiene de las manos es una de tus mejores armas contra nosotros. Hace poco supimos que casi el 10 por ciento de la gente no se lava las manos antes de salir del baño, y que más del 20 por ciento no usa jabón. Ambas cosas nos favorecen. Si estamos en tus manos y te tocas ojos, nariz o boca (créenos, lo haces a menudo), nos facilitas el acceso.
Nos encantan los niños
Son nuestros propagadores número uno. Su inmaduro sistema inmunitario tarda más en combatirnos, así que nos propagan a granel por más tiempo. Y son poco higiénicos: si infectamos a uno, quizá accedamos a su familia inmediata y a muchos de sus compañeros de clase.
Estás tomando un antiviral? ¡Ay, no!
Los medicamentos antivirales son nuestros mayores enemigos cuando ya te infectamos. Estos fármacos anulan nuestra capacidad para reproducirnos, así que pueden acortar la duración de la enfermedad. Por suerte para nosotros, el momento ideal para tomar antivirales es muy corto. Su mayor eficacia se obtiene ingiriéndolos dentro de las primeras 48 horas desde la aparición de los síntomas gripales. Si esperas demasiado para tomarlos, haremos de las nuestras. Te lo aseguro.
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