Aunque el aislamiento ocasionado por la pandemia representa un reto en el ámbito de salud mental, la mayoría de las personas pasará esta etapa sin contratiempos y, mucho menos, desarrollará enfermedades mentales, explicó el Dr. Bernardo NG Solís, presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana A.C.
“Habrá infinidad de síntomas —conocidos como reacción al estrés— pero esos síntomas no se transformarán en una enfermedad mental. De hecho, la literatura sobre salud mental en situaciones de desastres establece que la gran mayoría de las personas no presentará una enfermedad mental, solo una minoría”.
En las últimas cuatro semanas cientos de mexicanos han acudido a la Línea de la Vida de la Secretaría de Salud en busca de ayuda por malestares o enfermedades mentales.
En los primeros 10 días de marzo en la Línea de la Vida se atendieron 84 llamadas por ansiedad, depresión y crisis emocional; es decir, un promedio diario de 8.4; pero del 29 de marzo al 3 de abril se atendieron 524 llamadas, lo que representa un promedio de 87.3 al día. El aumento fue del 939 por ciento, según datos proporcionados por la Secretaría de Salud.
Las personas con problemas mentales, pero que están estables y llevan al pie de la letra su tratamiento estarán bien, puntualiza Solís, aunque “habrá individuos en la población en general que no se han reconocido como pacientes de salud mental y a partir de este evento” tomen conciencia que tienen una enfermedad.
El Dr. Bernardo NG Solís puntualizó que la ansiedad, el temor, la apatía y hasta la incredulidad son reacciones normales ante una pandemia, pero alertó sobre un aumento en el consumo de alcohol, tabaco y drogas. “Este aislamiento sería un detonante para quienes las consumían desde antes”.
Depura tus redes sociales. Nos despertamos con la necesidad de ver qué hay en Facebook o Tik Tok, pero prolongamos esa interacción a lo largo del día, así que la recomendación es que administres tus redes y trates de realizar otro tipo de prácticas como jardinería, colorear, meditar, bailar o pasar tiempo en familia.
Aunque el autoaislamiento puede ser el detonante de diversas respuestas negativas, siendo el estrés postraumático la más severa, puntualizó que con una visión optimista y los debidos cuidados esta situación no podrá —automáticamente— afectarnos a todos. “Podemos salir mejores personas de este reto”.
Emmanuel Sarmiento Hernández, especialista en psiquiatría infantil, ofrece cinco recomendaciones para que los menores en casa estén más tranquilos. Cada punto debe adaptarse según la edad del niño o joven.
Es un error hacerles creer que no pasa nada, pues se dan cuenta que estamos en una situación que no es normal.
No solo debes tocar el tema cuantas veces sea necesario, también debes motivarlos a hablar y a expresar sus sentimientos y dudas.
No podemos pedirles que estén serenos si nosotros somos un manojo de nervios. Sé congruente y muestra tranquilidad, que observen que las situaciones difíciles se resuelven con calma.
Es un momento ideal para enseñarles valores como el ahorro y la resiliencia. “No comentes tus miedos delante de ellos; hay momentos para todo, si necesitas desahogarte platica con alguien más, el desahogo no debe ser con los hijos”.
Modera el tiempo ante la televisión pero, sobre todo, ante las redes sociales, porque aunque la televisión podría dar noticias alarmantes suele ser más veraz, mientras que Twitter y Facebook pueden mostrar contenido que altera a los pequeños.
“Hay mucha información irreal y hasta los adultos caemos, ahora imagínate un niño”.
Conserven los hábitos familiares y hazles ver que no son vacaciones. Trata de despertar y dormir como lo hacías antes y no permitas que la familia se la pase en pijama todo el día.
Los horarios de alimentación también deben respetarse. Una buena idea es establecer horarios de estudio y obligaciones y otros de diversión y tiempo en familia.
Las emociones no deben espantarnos, pero si debemos estar pendientes de ellas, pues si las dejamos avanzar pueden empeorar y convertirse en graves problemas.
Si empieza a haber algún tipo de disfunción es mejor atacarla antes de que se intensifique. Vigila alteraciones alteraciones en el ciclo de sueño-vigila, apetito, mayor sensibilidad en los más pequeños o más irritabilidad en los adolescentes.
Gabriela Cámara Cáceres, presidenta honoraria de la Asociación Voz por la Salud Mental recomendó tener en mente que es una situación temporal de la cual saldremos mejor si manteemos un contacto emocional.
Esta etapa es ideal para darnos espacios. “Hay que aprender sobre resiliencia e inteligencia emocional”.
El ejercicio va más allá de un beneficio físico, pues cuando lo practicamos echamos a andar nuestros neurotransmisores, que son nuestra farmacia interna.
“Organiza competencias en las escaleras de casa, o averigua cómo bailan los africanos e imítalos; haz del ejercicio o la actividad un momento de alegría y de convivencia”.
Cámara Cáceres coincide en la importancia del arreglo personal. “No se vale quedarse despeinado, abandonar nuestra persona nos puede llevar a depresión. Hay que desayunar y arreglarnos, verte bien en el espejo te hace sentir bien”.
Estructura, eso es lo que ahora se necesita. Hacer la camas tras levantarse es un buen comienzo, mientras que las tareas domésticas pueden repartirse de manera equitativa. “Funciona la elaboración de un reglamento familiar para que no haya malos entendidos”.
La especialista también aconseja moderar el consumo de cafeína porque acelera, así que podría desencadenar ataques de ansiedad. También es recomendable moderar la ingesta de azúcar.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, 16 por ciento de las familias del mundo tienen una persona con algún trastorno psiquiátrico y mental, así que en esta etapa de autoaislamiento “podemos inferir cuántas familias están viviendo doblemente estresadas.
La especialista recomienda a las personas que cuidan o conviven con alguna persona con trastornos psiquiátricos escucharlas sin juzgarlas y estar al pendiente de que no tengan recaídas.
También aconseja hacer ejercicios de emociones en familia, que cada integrante escriba lo bueno que tiene cada uno de sus miembros y lo lea en voz alta.
“Ante cualquier eventualidad busquen al médico tratante, pues un ajuste en el medicamento puede evitar una crisis”. Si el familiar desea abandonar el tratamiento hay que escucharlo con empatía y hacerle ver que las consecuencias podrían ser muy negativas.
Los cuidadores necesitan tiempo para ellos. Se les aconseja echar mano de métodos de relajación que pueden ser sonidos marinos (se hallan en la red) mientras relajamos y sentimos con cada una de las partes del cuerpo.
“La reacción ante este nuevo problema de salud, un panorama incierto y la disrupción rutinaria de millones de personas ha empezado a generar en los individuos y las familias un nuevo escenario propicio para no manejar adecuadamente conflictos como ansiedad, estrés, nerviosismo y agravar las condiciones psiquiátricas preexistentes como la depresión” de ahí la importancia de visibilizar estas cuestiones para atenderlas a la brevedad posible, comentó la Dra. Georgina Chi Lem, gerente médico de sistema nervioso central de Upjohn México.
Además de leer noticias que te dejen un buen sabor de boca, piensa en ayudar a quienes tienes cerca. Ayudar a los demás es altamente terapéutico.
“¿Qué tal una llamada a tu vecino de la tercera edad que está solo o ayudarlo con las compras?” Ayudar a los demás otorga sentido a la vida y nos hace sentir mejor.
También busca la manera de compartir historias y experiencias positivas de personas que se han recuperado o han recibido el apoyo de sus seres queridos.
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