En México hay 3,500 casos de cáncer cerebral al año, de acuerdo con el Registro Institucional de Cáncer.
Los meningiomas, uno de los tumores cerebrales más comunes, representan aproximadamente 1 de cada 3 tumores primarios del cerebro y de la médula espinal.
La mayoría (entre 85-90 por ciento) son benignos y crecen lentamente, pero si no se detectan a tiempo pueden ser graves y potencialmente mortales según su ubicación.
Los meningiomas son considerados el tumor cerebral primario más común en adultos desde los 35 años hasta la muerte. Aproximadamente el 70 por ciento de estos son tumores benignos y de bajo grado.
Alrededor del 25 por ciento tiene un grado poco más alto, son más agresivos y requieren radioterapia.
Aunque existen avances en la comprensión de las causas y efectos moleculares de los meningiomas, sigue siendo uno de los tipos de cáncer cerebral más común, resistente al tratamiento y más mortal.
Para la mayoría de los pacientes y sus familiares, el diagnóstico de un tumor cerebral trae incertidumbre y miedo de solamente pensar que el paciente se debe someter a una operación cerebral.
El Dr. Michael McDermott, neurocirujano, director médico del Miami Neuroscience Institute y uno de los principales expertos en meningioma, ofrece algunas precisiones sobre el tumor cerebral primario más común en adultos a nivel mundial.
Los síntomas más comunes de un paciente adulto con un tumor cerebral (independientemente de qué tipo) son dolores de cabeza, convulsiones y déficit neurológico focal progresivo.
El déficit neurológico focal progresivo significa que si el tumor se superpone a la corteza motora, se desarrolla debilidad en el otro lado.
Si está sobre la corteza sensorial se desarrollan síntomas sensoriales. Si está sobre la corteza visual se desatan síntomas visuales.
Otro síntoma es un cambio en la personalidad o el comportamiento.
Ese hecho se relaciona con el hecho de que el lóbulo frontal y el lóbulo temporal son grandes partes del cerebro y controlan el estado de ánimo, la percepción, el juicio, la personalidad y el comportamiento.
La mayor proporción de meningiomas se descubre por casualidad gracias a la amplia disponibilidad de imágenes modernas, particularmente con imágenes de resonancia magnética (MRI) y, en infinidad de casos, estudios realizados por otras razones (caídas, por ejemplo).
La mayoría (90 por ciento o más) son espontáneos, es decir, se desconoce por qué aparecen. Pero existen factores de riesgo como la exposición previa a la radioterapia, lo que le sucede con las leucemias infantiles, donde los niños son irradiados profilácticamente entre los tres y siete años.
Ahora, en Estados Unidos, existe un registro nacional para esos pacientes debido al aumento de 25 veces el riesgo de desarrollo posterior de meningioma.
Existen otras asociaciones con ciertos síndromes genéticos como la neurofibromatosis (un trastorno genético que hace que se formen tumores en el tejido nervioso), vínculos no causales como el cáncer de mama.
Los cánceres de mama son muy comunes y los meningiomas son todavía menos comunes. pero tienen anomalías genéticas similares. Eso no significa que, si tienes cáncer de mama, vas a desarrollar meningioma o viceversa.
También hay asociaciones con tumores de tiroides, tratamientos de fertilidad y con antecedentes familiares, como dos parientes de primer grado con meningiomas.
Los médicos realizan un esfuerzo cooperativo y multidisciplinario para idear el mejor plan de tratamiento y el mejor sistema de administración según el tipo de tumor, ya sea benigno o maligno.
La cirugía sigue siendo un tratamiento de primera línea para los meningiomas. Los benignos más pequeños pueden tratarse con Gamma Knife porque es eficiente.
Gamma Knife es un sistema especializado para el tratamiento de lesiones cerebrales.
Consiste en la emisión de alrededor de 200 haces pequeños de radiación, los cuales se concentran sobre un tumor u otro objetivo con precisión submilimétrica.
Los tumores más grandes que persisten después de la cirugía pueden requerir un campo de cobertura más amplio, pero se puede usar un tratamiento con acelerador lineal si es lo mejor para el paciente.
“La mayoría de los meningiomas diagnosticados no requiere tratamiento.
Si el paciente es asintomático, no tiene síntomas específicos del sitio del tumor y no hay crecimiento, la intervención no es necesaria. El paciente puede permanecer en observación con seguridad.
El Dr. Michael McDermott explica que cuando se le dice al paciente que tiene un tumor benigno, piensa que el tratamiento quirúrgico será curativo. Pero ese no es siempre el caso.
“Si estamos siguiendo a un paciente asintomático y se vuelve sintomático, o tenemos un crecimiento radiográfico documentado, entonces hay una consideración para la intervención o el tratamiento”.
Las diferentes formas de tratamiento incluyen cirugía, radioterapia o radiocirugía en el momento del diagnóstico.
Y cada una de esas formas de tratamiento tiene un perfil de riesgo diferente.
Incluso el 50 por ciento de los tumores benignos que se extirpan por completo volverán a aparecer 25 años después del diagnóstico.
Entonces, la clave es que, si tratas a un paciente con un tumor benigno, se le debe hacer un seguimiento esencialmente de por vida para descartar recurrencia.
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