Estas sensaciones pueden presentarse durante el día y empeorar si te sientes estresada o si te recuestas, aunque no estés tratando de dormir.
No tomes a la ligera el síndrome de las piernas inquietas. Por lo general no es más que una molestia, pero podría ser una señal de deficiencia de hierro o folato, del mal de Parkinson o de daño nervioso ocasionado por la diabetes.
Acude con el doctor para que te revise esas piernas latosas.
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
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