El envejecimiento es un proceso natural que transforma nuestro cuerpo, y con él, surgen nuevos desafíos para la salud. Uno de los vínculos más importantes y a menudo subestimados en la tercera edad es la estrecha conexión entre la glándula tiroides y el corazón. Un desequilibrio en las hormonas tiroideas puede tener un impacto directo en la salud cardiovascular, pero sus síntomas suelen confundirse con los “achaques” propios de la edad.
En el marco del reciente Día del Adulto Mayor, es fundamental poner luz sobre este tema. Con la guía de expertos en geriatría y cardiología, exploramos la relación tiroides y corazón y por qué una simple revisión puede ser clave para una vejez más saludable.
El enemigo silencioso: el hipotiroidismo subclínico
Con el paso de los años, el sistema endocrino puede cambiar. En personas mayores de 60 años, es común una condición llamada hipotiroidismo subclínico, que se caracteriza por una producción ligeramente baja de hormonas tiroideas.
Según el geriatra Dr. Daniel Gámez Treviño, “se estima una prevalencia de hasta un 20%” en esta población. Aunque en muchos casos no se requiere tratamiento, entre un 10% y un 50% de los afectados, principalmente mujeres, necesitarán terapia hormonal para mantener su energía y proteger su salud.
La relación tiroides y corazón: ¿cómo se afectan mutuamente?
La tiroides actúa como el acelerador del cuerpo, y el corazón es uno de los órganos que más depende de su correcto funcionamiento. Las hormonas tiroideas ayudan a mantener la fuerza de los latidos y a que los vasos sanguíneos se mantengan dilatados y flexibles.
Cuando estas hormonas disminuyen, como ocurre en el hipotiroidismo subclínico, el sistema cardiovascular se resiente. El cardiólogo geriatra Arturo Moreno explica las consecuencias:
- Aumento del colesterol total y LDL (colesterol “malo”).
- Mayor riesgo de hipertensión diastólica.
- Latidos más lentos (bradicardia) y menor fuerza en el flujo sanguíneo.
- Daño en el endotelio (el revestimiento de las arterias).
- A largo plazo, puede provocar insuficiencia cardíaca, arritmias o derrame pericárdico.
“Un corazón fuerte necesita más que arterias limpias: requiere un entorno hormonal equilibrado. Y la tiroides es una pieza clave en ese engranaje”, subraya el Dr. Moreno.
El reto: síntomas que se confunden con el envejecimiento
El mayor obstáculo para tratar este problema es que sus señales son muy sutiles y fáciles de atribuir al proceso natural de envejecer. Es fundamental prestar atención a síntomas persistentes como:
- Cansancio o fatiga extrema.
- Intolerancia al frío.
- Cambios de peso inexplicables.
- Piel seca.
- Dificultad para respirar (disnea).
Al confundir estas señales, el diagnóstico suele retrasarse hasta que ya existen complicaciones cardíacas, cuando una detección temprana podría haberlas prevenido.
La solución: revisiones periódicas para proteger tu corazón
Dada la estrecha relación tiroides y corazón, los especialistas proponen una medida preventiva sencilla pero poderosa: incluir una revisión de la tiroides (un simple análisis de sangre para medir la hormona TSH) dentro de las evaluaciones cardiovasculares de rutina para adultos mayores, por lo menos una vez al año.
En México, donde el 12% de la población ya son adultos mayores —cifra que aumentará al 14% para 2030—, la prevención activa de estas condiciones se vuelve una prioridad de salud pública.
Escuchar al cuerpo más allá de la edad
La conexión entre la salud tiroidea y la cardiovascular es un claro ejemplo de cómo el cuidado integral es fundamental en la tercera edad. No debemos normalizar síntomas como el cansancio extremo o la intolerancia al frío como simples consecuencias del envejecimiento. Una revisión a tiempo puede detectar un desequilibrio hormonal tratable y, con ello, proteger el motor de nuestro cuerpo: el corazón.
Para obtener más información sobre el riesgo de hipotiroidismo y ubicar a un endocrinólogo cercano que pueda confirmar un diagnóstico, te invitamos a responder el test de Mide Tu Tiroides.