¿Consumir o no consumir lácteos? ¿De verdad ayudan al organismo?
La importancia del consumo de lácteos durante la niñez está demostrada, pero existe controversia respecto a su ingesta en la adultez.
Seguramente has escuchado argumentos a favor y en contra de la ingesta de los lácteos sobre todo en la edad adulta, así que ya no sabes si debes consumirlos o no.
Para aclararte un poco el panorama, te daremos algunos argumentos a favor de estos productos de origen animal.
En los últimos años —ante el incremento de la popularidad de dietas veganas, libres de gluten o détox, entre otros hechos— se ha cuestionado la pertinencia de la ingesta de productos lácteos, situación que expertos en nutrición indican puede causar problemas de salud como la osteoporosis.
“Hace tiempo los alimentos de origen animal se restringieron dentro de la entonces muy usada pirámide nutricional como medida para disminuir las enfermedades cardíacas, y con ello aumento el consumo de azúcares y carbohidratos, pero ha llegado el momento de retomar alimentos que se han abandonado, como las proteínas, sin las cuales ya está comprobado el ser humano no puede vivir” explica la nutrióloga Valeria Rubio.
Los alimentos se dividen en varios grandes grupos, y uno de ellos es el de los lácteos, productos de origen animal que aportan proteínas, grasas, carbohidratos y, sobre todo, calcio. “Existen otras fuentes de calcio, pero el calcio de la leche es el que mejor absorbe el cuerpo”.
Pero la reina de los lácteos es la leche, que más que una bebida es un alimento, pues contiene los principales nutrimentos energéticos: proteínas, grasas y carbohidratos.
Actualmente se recomienda que los niños tomen de 2 a 4 porciones al día; los jóvenes y las mujeres embarazadas o que están amamantando de 3 a 4 y los adultos 2 o 3.
¿En realidad la leche tiene tantos nutrientes? Conoce algunos mitos y realidades.
Las proteínas son como trenes, y cada vagón transporta un aminoácido diferente. El cuerpo humano requiere diversos aminoácidos, pero tres son esenciales, y deben llegar al cuerpo a través de la alimentación, porque no son producidos por el cuerpo.
Los niños, por ejemplo, requieren la histidina, —presente en la leche— para el mantenimiento de las capas que protegen las células nerviosas.
Si no consumes lácteos, para compensar esos nutrimentos tendrías que ingerir ciertas leguminosas, carbohidratos y frutas y verduras, aunque ni así obtendrías la proteína completa.
Existe la proteína vegetal, explica Valeria Rubio, pero no es proteína de alto valor biológico. “Es como si comparas una lechuga con un huevo, ambos tienen beneficios, pero difícilmente comparas una proteína animal con una vegetal”, explica la nutrióloga.
Un litro de leche tiene 30 gramos de proteínas, las cuales tiene funciones vitales como la formación de masa muscular, que se pierde con el tiempo.
Cuando hay más grasa que músculo en el cuerpo, el metabolismo se ralentiza, así que es primordial cuidar los músculos, porque una buena masa muscular te ayudará a ganar menos peso, pues el músculo quema más calorías que la grasa.
El cuerpo necesita de los carbohidratos para tener energía, y si no los consumes tu organismo los va a tomar de la masa muscular, lo que es muy dañino.
También requiere de grasa, un componente indispensable en la dieta, solo que en ciertas cantidades. “Las hormonas están formadas a partir de grasa y el 60 por ciento del cerebro está formado por grasas, y los aceites omega 3 son indispensables para la conexión neuronal.
La leche aporta tanto carbohidratos como grasas, pero también vitaminas como la A y la E, que son antioxidantes, y la D, muy necesaria para la fijación del calcio.
¿Sabías que el abuso de suplementos de calcio ocasiona constipación, interferencia con la capacidad de absorber hierro y zinc, un aumento en el riesgo de cálculos renales, cáncer de próstata y enfermedades cardíacas?
La importancia del consumo de leche durante la niñez está demostrada, pero existe controversia respecto a su ingesta en la adultez.
La nutrióloga Paloma Rodríguez García explica que el consumo de leche en la edad adulta no tiene sentido desde una perspectiva evolutiva porque ya no hay un proceso de crecimiento, pero como el ser humano ha ingerido lácteos durante miles de años, se ha demostrado que los genes se han modificado para que el organismo aproveche favorablemente los lácteos.
Y aunque la mayoría de los adultos está genéticamente adaptada al consumo de lácteos, se deben evaluar las afectaciones de su ingesta en cada persona y descubrir si se tiene una intolerancia a la lactosa o simplemente una sensibilidad a los productos lácteos”, indicó la experta en nutrición del Sanatorio Durango.