8 consejos para lograr convertir el ejercicio en un hábito
Todos tenemos nuestros complejos en el tema del ejercicio, y si estás tratando de iniciar o mejorar una rutina, es importante conocer estas limitaciones.
¿No puedes comprometerte a hacer ejercicio? Aquí te decimos cómo convertirlo en parte de tu vida.
Todos tenemos nuestros complejos en el tema del ejercicio, y si estás tratando de iniciar o mejorar una rutina de ejercicio, es importante conocer estas limitaciones.
La literatura psicológica nos dice que para hacer un cambio no basta la fuerza de voluntad. También tienes que anticipar los obstáculos y hallar una forma realista de integrar el nuevo comportamiento a tu rutina existente. Con esto en mente, he aquí 8 consejos útiles:
Es por esto que cada mañana a las 7:15, después de que su hija mayor sale a tomar el autobús, Ali se monta en su bicicleta fija recumbente y pedalea hasta las 7:45, cuando debe alistarse para llevar a su hija menor a la escuela.
Si no tienes un horario regular, haz lo que Susan y pasa unos minutos cada domingo planeando las actividades de la siguiente semana y pensando cómo incorporar el ejercicio. Luego, escríbelo en tu agenda.
Caminar y correr es ideal para quienes viajan, pues todo lo que deben empacar es ropa y un par de tenis para correr. Pídele al recepcionista del hotel que te recomiende una ruta agradable y segura para hacer ejercicio.
Muchos hoteles tienen a la mano mapas de senderos.
Es más probable que te levantes de la cama y hagas ejercicio si sabes que un amigo o amiga te está esperando fuera de tu casa. Ali prefiere caminar con una amiga que hacerlo sola, porque si se entretiene conversando no se da cuenta de que está subiendo una colina mortalmente empinada.
Aunque Susan es una dedicada corredora solitaria, le gusta formar parte de un grupo que se reúne antes y después de correr.
Suena como algo cínico, pero hay personas que se sienten tan incómodas cuando haces un cambio, que intentan detenerte. Hace poco, Ali le comentó a una amiga lo orgullosa que estaba de recorrer 16 kilómetros en 30 minutos en su bicicleta fija, y la amiga le dijo: “Ah, ¿y ya bajaste de peso?”
Este tipo de comentario puede hacerte sentir por los suelos en un instante. Así que prepárate para ataques furtivos así como para el sabotaje “compasivo” como “amiga, no necesitas hacer ejercicio. ¡Te ves muy bien!”
¿Recuerdas las tablas para niños en las que se pega una estrella cada vez que ellos ordenan su habitación o se visten solos? Son una herramienta poderosa para moldear la conducta. Trata de hacer lo mismo llevando un registro de tus logros en el ejercicio.
Susan, a quien le encanta correr, tiene un reloj que le indica el ritmo, la elevación y todo lo relacionado con su carrera. Al llegar a casa puede descargar los datos en su computadora y comparar una carrera con otra, lo cual le ayuda a mantenerse motivada.
Decídete a participar en una carrera de 5 kilómetros o medio maratón, o a subir una colina en bicicleta sin detenerte. Cuéntale a todos tu meta y cuándo piensas lograrla. Tu orgullo no te permitirá echarte para atrás.
Además, la gente te dirá. “¡Vaya! ¡Hiciste un buen trabajo!”, una frase que quizá no oyes muy a menudo ahora que eres adulta.
Es más divertido hacer ejercicio con música. Hay sitios de Internet donde puedes elegir la intensidad exacta del ejercicio (135 latidos por minuto, 160 bpm, etcétera) y luego descargar la música ideal.
Las selecciones se inclinan hacia la música tecno y electrónica, pero si no te gustan estos estilos puedes descargar grabaciones de una tienda de música en línea y crear tu propia mezcla para hacer ejercicio.
Cuando Ali leyó unos artículos que hablaban sobre los beneficios del ejercicio de corta duración y gran intensidad, se preguntó si su rutina podría beneficiarse del esprint.
Ahora pasa 20 segundos de cada minuto en su bicicleta estática pedaleando tan rápido como puede. Ha notado un aumento en su resistencia y un beneficio adicional: la variación en el ritmo hace que el ejercicio pase volando.