Conoce más sobre la artritis, una enfermedad muy habitual

La palabra artritis te hace pensar en un ancianito con rodillas chirriantes y enormes frascos de ibuprofeno, necesitas actualizarte. Este doloroso trastorno, que aflige las articulaciones, es más habitual de lo que te imaginas y adopta distintas formas.

La variante más común, que hoy en día afecta a 40 millones de ciudadanos en toda Europa, es, por mucho, la artrosis. Según la revista británica Rheumatology, el riesgo de padecerla en la rodilla o la cadera en algún punto de la vida es del 45 y el 25 por ciento, respectivamente. Se trata de la causa de discapacidad con la mayor tasa de crecimiento a nivel mundial.

Y, por si fuera poco, otras formas de la afección —gota, artritis psoriásica y reumatoide— empeoran el drama. La primera aqueja a entre el 1 y 2.5 por ciento de la población, en función del país; la segunda, a menos del 0.5, y la última, a casi 1 de cada 100.

En vista de lo anterior, los padecimientos reumáticos y el resto de los trastornos musculoesqueléticos (incluidos la fibromialgia, la tendinitis y el síndrome del túnel carpiano) afectarán, tarde o temprano, a 1 de cada 4 europeos —más de 120 millones de víctimas—, estima la Liga Europea contra el Reumatismo.

Ninguna expresión de la artritis tiene cura; no obstante, gracias a los avances científicos, actualmente existen más datos sobre cómo aliviar la inflamación y el dolor asociados a dicho mal y cómo frenar el daño articular subyacente. ¿Cuál es la primera línea de defensa? Informarte.

Artrosis

Desgaste del cojín cartilaginoso que se encuentra entre las articulaciones; suele producir hinchazón crónica; en ocasiones, se deriva de esta.

  • La vieja radiografía es la mejor herramienta de diagnosis. Un estudio de la Universidad de Washington precisó que dicha imagen permite determinar la artrosis con tanta exactitud como la resonancia magnética, aunque en menos tiempo y a un costo menor. La detección oportuna permite a la gente modificar su estilo de vida antes de que las rodillas (sitio más aquejado), u otra juntura, sufran daño irreversible.
  • El tratamiento más frecuente de la artrosis no repara las uniones. Hasta 85 por ciento de quienes la padecen ingieren antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno. Y aunque ayudan a sobrellevar el día, dice Kelli Allen, experta del Centro Thurston de Investigación sobre Artritis en la Universidad de Carolina del Norte, estos compuestos no protegen a las articulaciones del daño progresivo y podrían causar efectos secundarios graves.
  • De un grupo de pacientes con artrosis que utilizó AINE en gel, gotas o parches, la mitad dijo haber experimentado 50 por ciento menos suplicio durante 12 semanas. En casos particulares, el alivio fue aun mayor. Como estas presentaciones se administran en la piel, una menor cantidad de fármaco llega al torrente sanguíneo, reduciendo así el riesgo de hemorragia digestiva, problemas cardiacos y otras consecuencias adversas. Dicho lo cual, ten presente que no debes utilizar tratamientos tópicos en caso de padecer alguna nefropatía o de estar tomando la sustancia vía oral.
  • Según un análisis de 240 pacientes con artrosis conducido en 2018, los usuarios de opioides sintieron un poco más de incomodidad al cabo de un año que quienes no los tomaban. Los investigadores no saben por qué con certeza, y desaconsejan su uso dado su alto potencial adictivo.
  • La artritis merma la salud del corazón pues contribuye a la inflamación crónica, reduce la actividad física y promueve el uso de AINE: factores de riesgo cardiovascular. Teniendo esto en mente, los especialistas estiman que la artrosis aumenta 24 por ciento la probabilidad de sufrir cardiopatía. (La artritis psoriásica y la reumatoide incrementan aún más el riesgo).
  • Tras revisar los resultados de usar los 20 complementos dietéticos y herbarios más vendidos como tratamiento contra la artrosis, científicos australianos concluyeron que son 3 —curcumina, extracto de olíbano y de corteza de pino— los más eficaces al reducir el dolor y la respuesta inflamatoria en el corto plazo.
  • Las inyecciones de cortisona, un corticosteroide, no son útiles a la larga. “Es verdad que una sola dosis atenúa las molestias”, apunta Timothy McAlindon, jefe de Reumatología del Centro Médico Tufts en Boston. No obstante, un experimento reciente descubrió que su uso reiterado no solo se torna infructuoso si al sosiego del dolor se refiere, sino que inflige mayor daño articular.
  • El insomnio es un corolario de este padecimiento, que muchas veces no recibe atención terapéutica; por suerte, existen remedios para contrarrestarlo. La falta de sueño puede intensificar la sensibilidad al dolor, un problema para los aquejados por la artrosis, revelan los resultados de un estudio de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore. Según lo observado, la terapia cognitiva conductual, cuyo propósito es ayudar al sujeto a modificar los pensamientos distorsionados que en ocasiones exacerban la incomodidad, eleva el tiempo de reposo de los enfermos. Además, podría contribuir a mitigar el suplicio.
  • Coolief, un nuevo dispositivo, envía, mediante electrodos especiales, ondas de radio enfriadas con agua al tejido que rodea la rodilla a fin de inhibir temporalmente la transmisión de impulsos nerviosos. Los atendidos aseveraron sentir mayor alivio por más tiempo (hasta 12 meses) con Coolief que con la cortisona inyectada.

Artritis reumatoide

(AR): el sistema inmunitario ataca al líquido que lubrica las articulaciones, lo que inflama y destruye el cartílago.

  • La vitamina D podría contribuir a prevenir la AR. Durante un estudio, investigadores establecieron que quienes presentan bajas concentraciones sanguíneas del nutriente, que fortalece el sistema inmunitario, corrían mayor riesgo de desarrollar AR. Una maravillosa fuente gratuita de vitamina D es la luz solar.
  • La menopausia exacerba los síntomas. Un experimento de 2018, que incluyó a 8,189 mujeres y cuyos resultados se publicaron en Rheumatology, confirmó lo que muchos pacientes sabían desde hace años: la degeneración articular se acelera al llegar el climaterio. Su expresión anticipada también puede desencadenar la enfermedad.
  • La AR puede elevar el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer: los de pulmón, los linfomas malignos y los mielomas son frecuentes en víctimas de AR debido a la inflamación y al hecho de que los fármacos contra la afección inhiben la respuesta inmunitaria.
  • Los enfermos tratados con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME) deben considerar que cada quién necesitará uno distinto. “Si bien los síntomas remiten con el consumo de FARME, estos pueden dejar de funcionar al cabo de los años. Algunas personas tendrán que probar con varios antes de hallar el que les funciona”, explica David Daikh, presidente saliente del Colegio Estadounidense de Reumatología.
  • El factor de necrosis tumoral (FNT) es una proteína inflamatoria responsable de la degeneración cartilaginosa y el dolor típicos del trastorno. Los inhibidores del FNT suelen cohibir su acción. Si uno de ellos —etanercept o adalimumab, por ejemplo— no te hace efecto, puedes intentar con otro. Al realizar un estudio reciente, 43 pacientes que en un inicio no respondieron al tratamiento con una de estas sustancias, reaccionaron de modo positivo a una alternativa.
  • Los biofármacos, como etanercept, golimumab y adalimumab, se sintetizan a partir de genes humanos. En vez de impedir la acción del sistema inmunitario por completo (como los FARME de vieja generación), estos medicamentos atacan partes específicas del proceso inflamatorio, por lo que tienden a producir menos reacciones adversas.
  • Las pruebas de ADN pronto podrían ayudar a identificar la clase de productos e incluso el tratamiento específico que mejor se adecúen a tu caso. En un nuevo estudio multicéntrico publicado en mayo pasado en Arthritis & Rheumatology, se analizó el tejido articular de 41 artríticos con el propósito de aislar las variaciones genéticas de cada uno, así como la respuesta obtenida a las distintas fórmulas. El siguiente paso es lograr predecir quién se beneficiará de medicinas específicas con base en su perfil genómico, con lo cual se ahorrará tiempo y dinero.

Artritis psoriásica

  • Enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario ataca tejido articular sano. Afecta a cerca del 30 por ciento de la población con psoriasis, padecimiento caracterizado por la aparición de máculas rojas escamosas
    en la piel y el cuero cabelludo.
  • La artritis psoriásica y la AR no son lo mismo. Mucha gente las confunde; no obstante, tanto las causas que la originan como los tratamientos disponibles varían. Hasta 2013, la artritis psoriásica se atendía con medicamentos contra la AR. Sin embargo, desde entonces han surgido varios fármacos nuevos ideados con objeto de mitigarla.
  • Su detección oportuna permite evitar el daño articular permanente. “La artritis psoriásica propicia erosión en los seis meses posteriores a que se manifiesta”, puntualiza el reumatólogo Sergio Schwartzman. “Muchos aquejados reciben el diagnóstico hasta cinco años tarde”.
  • Quienes la padecen corren un riesgo seis veces mayor de desarrollar enfermedad de Crohn, indica un estudio en más de 174,000 mujeres. La inflamación es un síntoma que comparten; algunos de los medicamentos contra la artritis podrían exacerbar la enfermedad de Crohn. (Aunque otros podrían aliviar sus síntomas.) La presencia de artritis psoriásica implica altas posibilidades de desarrollar diabetes, osteoporosis, nefropatía y afecciones autoinmunes adicionales, entre otros trastornos.

Gota

Enfermedad caracterizada por la presencia de cristales de ácido úrico en las articulaciones (por lo general en el dedo gordo del pie).

En los últimos años, los casos de gota han ido incrementando sin parar, en especial en el Reino Unido, donde casi 1 de cada 40 personas padece este mal de acuerdo con Annals of Rheumatic Diseases. El número de casos en ese país aumentó casi 30 por ciento entre 1997 y 2012. Lo mismo sucedió en Suecia, donde, según un artículo, la incidencia se elevó al mismo ritmo de 2005 a 2012; es decir, se incrementó hasta casi un 50 por ciento entre los suecos.

El uso de ciertos medicamentos para la hipertensión, en particular diuréticos tiacídicos y de asa, figura entre los principales responsables del aumento. Las bebidas y los alimentos ricos en purinas (como el alcohol, el tocino y los postres) contribuyen a la formación de cristales de ácido úrico en la misma proporción que el sobrepeso y el sedentarismo.

  • Los tomates podrían detonar su aparición entre algunos individuos, establece un artículo de 2015. Los tomates, que pueden incrementar los niveles de ácido úrico, ocuparon el cuarto lugar en la lista de alimentos detonantes del mal, tan solo por detrás de los mariscos, el alcohol y las carnes rojas. Las cerezas, en cambio, pueden disminuir el riesgo de sufrir episodios de gota. Como parte de un experimento realizado en 2012, investigadores dieron seguimiento a aquejados por la afección durante un año y concluyeron que los consumidores de cerezas frescas o su extracto a lo largo del año corrían 37 por ciento menos riesgo de experimentar crisis recurrentes.
  • Si bien los medicamentos para la gota son eficaces, tienen sus desventajas. Durante un estudio de 2018 en más de 6,000 participantes gotosos, aquellos tratados con febuxostat corrieron un riesgo 34 por ciento mayor de morir de cardiopatía que a quienes se les administró alopurinol, otro fármaco al que se suele recurrir. Aun así, el alopurinol puede dar pie a problemas hepáticos. La colchicina, un viejo paliativo, suele causar diarrea grave.

Opciones saludables

Gracias a nuevas investigaciones se ha comprobado que los remedios antiguos sí funcionan. Aunque la mayoría de los estudios se han llevado a cabo en pacientes con artrosis o artritis reumatoide, a decir de los expertos los siguientes recursos resultan útiles en casi todas las variedades de artritis.

  • Al estudiar a 640 individuos con sobrepeso y obesidad, se halló que el progreso de la degeneración cartilaginosa fue más lento entre quienes perdieron apenas el 5 por ciento de su peso corporal a lo largo de dos años que entre quienes lo conservaron estable.
  • La fibra y el pescado contrarrestan el dolor. Quienes consumieron entre 22 y 28 gramos de fibra al día lograron reducir entre 30 y 61 por ciento la probabilidad de experimentar la molestia en la rodilla característica de la artrosis. En un experimento, aquellos artríticos que comieron pescado al menos dos veces a la semana presentaron menos episodios de inflamación y sensibilidad articular que quienes rara vez consumieron dicho alimento.
  • Lo mismo sucede con el ejercicio y la fisioterapia. Entre pacientes con artrosis, el simple hecho de caminar o hacer actividad física 45 minutos a la semana bastó para mitigar el dolor y mejorar en un 80 por ciento el funcionamiento articular de rodillas, cadera y tobillos. Una revisión de 21 tratamientos complementarios establece que la acupuntura, los masajes, el yoga y el taichí resultaron ser los más eficaces al tratar el dolor de la artrosis y la AR.
Juan Carlos Ramirez

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