La golosina, que además es ligera, contiene aminoácidos esenciales que sintetizan el neurotransmisor que regula el ciclo del sueño y los estados de ánimo.Tal vez te interese leer mitos y realidades del chocolateLa fórmula de...
La golosina, que además es ligera, contiene aminoácidos esenciales que sintetizan el neurotransmisor que regula el ciclo del sueño y los estados de ánimo.
La fórmula de esta golosina contiene aminoácidos esenciales que intervienen en la síntesis de serotonina, neurotransmisor que entre otras funciones regula el ciclo del sueño y los estados de ánimo.
El producto, creado en la planta de confitería de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas es bajo en grasa y está adicionado con triptófano y lisina, provenientes de extractos de leguminosas.
Abigail Berenice Ávila Vera, Adilena González Silva, Karla Daniela Lozano Cervantes y José de Jesús Rosas Cruz, los estudiantes del octavo semestre de Ingeniería Bioquímica que lo crearon, explicaron que el organismo no puede sintetizar los aminoácidos por sí mismo, así que es necesario obtenerlos por medio de la alimentación.
Debido a que la dieta de los mexicanos es rica en carbohidratos e incluye pocos vegetales, los creadores agregaron esos nutrientes a la golosina para cubrir los requerimientos diarios.
El cuerpo humano necesita alrededor de 500 miligramos de aminoácidos esenciales diariamente, requerimiento difícil de cubrir aunque se combinen varios alimentos que los contengan, así que este chocolate politécnico es ideal para compensar ese déficit.
Los estudiantes explicaron que el sabor del chocolate es amargo pues si se añadiera azúcar a la formulación, los aminoácidos se glucosidarían y ya no cumplirían con su función.
Por ser reducido en grasa y sin azúcar, el chocolate politécnico es apto para todo público, aunque se recomienda que quienes padecen diabetes, enfermedades cardiovasculares o personas con dietas restringidas lo consuman bajo supervisión médica.
El chocolate contiene lecitina de soya, un antioxidante que le otorga una vida en anaquel de hasta ocho meses.
Como periodista tengo la misión, parafraseando al intelectual español Julio Anguita, de perturbar, de agitar el cerebro, de mover las conciencias.
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